martes, 24 de enero de 2012

Guatemala: el país bananero de la United Fruit

Guatemala es actualmente un fragmento de lo que otrora fuera cuna de la civilización maya y, después, la capital de las provincias unidas de Centroamérica. Ya para la llegada de los conquistadores los mayas habían desaparecido, quedando solo rastros de lo que había sido la evolución hacia una escritura perfecta, el calendario más preciso hasta la adopción del calendario gregoriano y una exquisita arquitectura y arte.
Luego del avasallamiento de los pueblos indígenas se estableció el Virreinato de Nueva España. Dentro de este existió la Capitanía General de Guatemala, que durante el reinado de los borbones gozará de cierta autonomía. En su dominio estarán las mayorías de los actuales Estados del sur de América Central y el Caribe. En esta capitanía se establecerá la tercera universidad americana, la Universidad de San Carlos de Guatemala, de donde saldrá la figura intelectual más notable centroamericana, José Cecilio del Valle, quién sometió a crítica la legislación de Indias.

Como sucede en todos los puntos de América Latina, el regreso de Fernando VII no deja más salida que la de la declaración de la independencia ante el temor de la reacción absolutista. De esta forma alcanza Guatemala su “independencia” formal de la corona española en 1821, no obstante las familias tradicionales tomaron el control de las principales haciendas, despojando a los antiguos dueños, formalizando el ingreso de este país a la División Internacional del Trabajo. Todo esto producto de la ausencia de un núcleo centralizador. De esta manera, la oligarquía terrateniente bananera se reservaba el privilegio, a costa del pueblo guatemalteco, de comerciar libremente con sus aliados, a la sazón las potencias coloniales, particularmente con los EE. UU.
Cabe destacar que del intelecto de Del Valle saldrá la idea de crear una confederación, las Provincias Unidas de Centroamérica. Esto quedará en manos del General Francisco de Morazán. Esta confederación se declarará independiente de México, España y de cualquier otra Nación, su capital será Guatemala. Pero los separatistas encontrarán en la diplomacia británica el apoyo necesario para romper la confederación, estallando lo que llegó a ser una república en cinco estados minúsculos.
 La United Fruit y su Estado bananero
“Hasta 1944 fuimos un Estado dentro de una compañía extranjera. Una banana republic con la libertad de Jonás en el vientre del monstruo” (1).

La United Fruit Company (UFCO) era una compañía estadounidense que se dedicaba a la producción y venta de banano. Esta compañía estaba presente en todos los países de Centro América (excepto Panamá) y algunos países del Caribe. Su sede más importante era Guatemala, era aquí donde controlaba completamente la producción ya que era el mayor tenedor de tierras. Poseía 563,000 acres de tierra. Dicha compañía, también apodada como El Pulpo, ya que sus tentáculos llegaban a todos los gobiernos de Centro América, controlaba el comercio de exportación en Centro América. 
Para 1904, de la mano de Manuel Estrada Cabrera poseía el ferrocarril, Puerto Barrios, y las líneas telegráficas a la compañía. Según el contrato firmado con la dirigencia cipaya de entonces, los guatemaltecos no le podían comprar el ferrocarril a la empresa por 99 años, es decir, hasta el año 2003 (¡!). 

Además la compañía frutera, que poco más de cincuenta años después pasaría a ser propiedad nada más y nada menos que de J. W. Bush padre, controlaba el monopolio sobre las vías de transporte del Atlántico al Pacifico y la Empresa Eléctrica de Guatemala S.A. “Como culminación (de los monopolios de la United Fruit Co.), al llegar al puerto de la
Frutera, en un barco de la Frutera, el guatemalteco toma el ferrocarril de la
Frutera. En consecuencia, no hay modo de escapar a la ubicua compañía
Frutera” (2).

Los monopolios de la UFCO junto con el porcentaje de tierras que poseían y las influencias políticas sobre los gobiernos cipayos,  crearon en Guatemala un sistema esclavista sobre el campesinado, por un lado, y la condena de Guatemala a ser un país agro exportador primario, por el otro.  Para tener una idea más clara: El Pulpo controlaba el 93% de banano.

Queda claro que el dominio de la United Fruit Company no se limitaba al control de las tierras, sino que se expandía a las actividades económicas más importantes de
Guatemala. Es decir, que de los guatemaltecos había poco en ese entonces.

Entre 1900/44 Guatemala fue, tan solo, una mera colonia yanqui controlada por la United Fruit Company. Los guatemaltecos vivían en un país donde la soberanía estaba en manos de las empresas extranjeras. Estas clases sociales que controlaban la tierra de la “eterna primavera” (por su clima tropical) estaban manteniendo tranquila a una fuerza que estaba por despertar. Este sistema, donde unas cuantas familias acomodadas en connivencia con las empresas extranjeras usufructuaban las riquezas del país, no fue estable a largo plazo. Después de 1944, el pueblo guatemalteco cambia la historia de su país y reclama lo que les pertenece y le ha sido negado durante años. Así, a mediados del siglo XX los hijos de Bolívar comienzan a transitar sobre un puñado de tierra de la Nación Latinoamericana de manera libre y soberana. Lo mismo ocurría, al mismo tiempo, en otras partes de la Patria Grande: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, etc.

Jacobo Arbenz y la insubordinación de América Latina

Hacia 1930 gobernaba el general Jorge Ubico, un representante de los intereses antinacionales, un general símil de Agustín P. Justo en la Argentina. Era sin duda, una década infame, como diría José Luis Torres, no solo para nuestro país.
En octubre de 1944 tras derrocar del poder a los sectores oligárquicos, una junta militar (en la que participaba Arbenz) dio vuelta la página de la historia y comienza la era de oro para los guatemaltecos.
Como prioridad se sanciono una nueva Constitución, la misma derogaba la antigua “Carta Magna” oligárquica impuesta por los sectores reaccionarios a la vez que minoritarios. Se la considera, aún hoy, una de las constituciones más avanzadas y democráticas que ha tenido Guatemala. Su letra rezaba: La autonomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala, el fin del trabajo forzoso y de la prisión por deuda, el reconocimiento de la mujer como ciudadana, la otorgación del derecho de voto a la mujer (en ese entonces, la mujer analfabeta no podía votar), entre otras.
Es evidente el neto carácter democrático de dicha Constitución, al incluir plenos derechos civiles y políticos a la mitad de la población (mujeres), hasta entonces marginadas.
El triunvirato militar decidió convocar a elecciones para elegir Presidente de la República. Las elecciones se llevaron a cabo en diciembre de 1944, ganando Juan José Arévalo. Un catedrático que suprimió las leyes de vagancia (3), implemento el salario mínimo, restringió las horas de trabajo, además de una intensa asistencia social hacia los sectores más vulnerables. 
La obra fue continuada y profundizada por el general Jacobo Arbenz. La mayor meta de su gobierno era la reforma agraria (Decreto 900). Con ella se pretendía evitar que hubiera una relación de latifundio-minifundio. La mayoría de la población apoyaba la idea, menos los grandes terratenientes y los empresarios, sobre todo la United Fruit Company y la Iglesia Católica.
Todo esto se lograría al expropiar tierras ociosas de grandes latifundistas para poder darlas en usufructo a quienes no las tuvieran. La reforma pretendía permitir a los campesinos tener tierras y echar de Guatemala a la United Fruit.
La Constitución del ’49, insufló un aire revolucionario en la enorme masa de desposeídos latinoamericanos. El peruano Manuel Seoane, líder histórico del Aprismo, calificó, entonces, a la Constitución del ´49 como un “Nuevo Ayacucho”. Las fuerzas populares brasileñas recibieron el aliento necesario para luchar por el retorno de Getulio Vargas al poder quien había sido derrocado, luego del octubre peronista, para impedir la alianza argentino brasileña. En Chile, las fuerzas que apoyaban al general Ibáñez, adquirieron el ánimo político necesario para organizarse y ganar luego las elecciones. Las masas mineras bolivianas comenzaron a soñar con la nacionalización de las minas de estaño y se volcaron, decididamente, a la acción política revolucionaria, apoyando al MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), cuyos lideres – exilados en Argentina – recibieron, al igual que los lideres apristas peruanos, todo tipo de ayuda, por parte del gobierno peronista argentino, a fin de que pudiesen llegar al poder. (…) Muchos jóvenes latinoamericanos – entre ellos uno, llamado Fidel Castro – impactados tanto por la Insubordinación Fundante que protagonizara la Argentina, como por su consagración de grado jurídico supremo en la Constitución del ’49, toman contacto con el gobierno argentino y reciben de éste, todo tipo de ayuda. En Guatemala, el ejército, conducido por Jacobo Arbenz, intenta seguir el ejemplo de la insubordinación peronista” (4).
El derrocamiento de este patriota no tardaría en llegar. Varios de los miembros del gobierno norteamericano y de la CIA que decidieron que Arbenz era “comunista” (esta fue la escusa para invadir Guatemala) estaban ligados económicamente en forma directa a la United Fruit Company, lo que en cualquier litigio se llama conflicto de intereses grave.
Poco tiempo antes de que derrocaran a Perón en la Argentina, la CIA se resolvió por la invasión.  El presidente estadounidense D. Eisenhower, citando la posibilidad del comunismo, sostenía la necesidad de evitar, de cualquier manera, el atropello hacia las empresas norteamericanas en América Latina. El gobierno de Guatemala había confiscado los libros de contabilidad de la United Fruit. Arbenz pretendía pagar, como indemnización, el valor que la propia empresa había atribuido a sus tierras. John Foster Dulles, Secretario de Estado, exigía por su parte (o mejor dicho, para su parte) veinticinco veces más. 
Lo cierto, es que Jacobo Arbenz no se inspiraba en Lenin sino en Abraham Lincoln para su reforma. El decreto 900, por el cual se implementaba la Reforma Agraria, de corte nacionalista era más moderada que las leyes rurales norteamericanas de hace casi un siglo.
Con el apoyo de los Estados Unidos, el Teniente Coronel guatemalteco Carlos Castillo Armas organizó la contrarrevolución. Invadió su propio país con tropas pertrechadas por Estados Unidos. La invasión fue respaldada por cuatro aviones norteamericanos. De esta manera EE. UU. garantizaba buenos negocios para sus compañías, claro que, en defensa de la “democracia” y los “derechos humanos” que la serpiente comunista violaba.
“Ellos usaron el pretexto del anticomunismo... La verdad es muy diferente. La verdad se encuentra en los intereses comerciales de la United Fruit Company y otros monopolios que han invertido dinero en Latinoamérica y temen que el ejemplo de Guatemala podría ser seguido por otros países latinoamericanos ... Yo fui elegido por la mayoría de la población de Guatemala, pero he tenido que lidiar con condiciones difíciles. La verdad es que la soberanía de un pueblo no puede ser defendida sin los materiales económicos necesarios....” (5).

Guatemala y la CELAC

Los años siguientes en Guatemala, trascurrieron entre la inestabilidad política, la represión y la guerrilla (años 1960/70) y la adhesión al Consenso de Washington (1980/90). 

Por citar solo un hecho trascendental y atroz al mismo tiempo, entre 1978 y 1986 Guatemala fue presa de una de las dictaduras cívico-militares más genocidas y extranjerizantes del hemisferio. Por su parte EE. UU. cuenta en su haber, ser el promotor de dicho disciplinamiento para poder saquear su patio trasero haciendo uso del lema “vigilar y castigar”.    

El actual presidente Álvaro Colom habiendo dejado hace días su mandato, deja saldos positivos en materia social y ha incluido a su país como miembro de la CELAC. A pesar de las cuentas pendientes, el pueblo guatemalteco comienza nuevamente a transitar por la senda bolivariana y ha reencontrarse con la memoria de los grandes hombres y mujeres de su patria. Recordar a Arbenz les facilitará el camino para echar los reciclados de la corporatocracia yanqui, que actualmente operan en Guatemala.

Advertencia: USAID ha trabajado en Guatemala por más de 40 años, desde su fundación en 1961. Guatemala es el país más grande de Centro América en términos de economía y población y juega un papel esencial en el comercio y la integración regional”, sostiene dicho organismo en su pagina Web http://www.usaid.gov. Será tarea de el presidente electo Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, velar por la soberanía de su país y la integración con los demás países de la América hispana. 
   
NOTAS
(1) Con estas líneas describía con indignación la fina pluma de Luís Cardoza y Aragón, poeta guatemalteco, la soberbia del gerente de la compañía norteamericana que manejaba el comercio de su país. 
(2) Luís Cardoza y Aragón, “La Revolución Guatemalteca”, 1955.
(3) Símil a las leyes aplicadas a los gauchos argentinos en el siglo IXX.
(4) Marcelo Gullo, “La Constitución del 49 y su impacto político en América Latina”.

(5) Jacobo Arbenz, en un discurso con posterioridad a ser depuesto como líder de Guatemala, 1954.

HERNÁN RAMÓN