A cuatro meses de haber asumido, el nuevo sucesor de Pedro ha dado de que hablar. Su nacionalidad, sus enfrentamientos y apoyos. Un necesario repaso de lo hecho por el primer Sumo Pontífice latinoamericano y su llegada a Brasil.
Un cambio obligado
Su antecesor, Benedicto XVI, surgió de las entrañas de Europa. Fue el Papa de la Unión Europea. El intento por evangelizar y homogeneizar al viejo continente por parte del Vaticano y el propio Ratzinger chocó con la realidad de una Europa que se encuentra dividida y en crisis.
La firma del Tratado de Maastricht significó, entre otras cosas, la dominación de los países centrales e industrializados (Alemania y Francia) sobre la periferia europea no industrial (Portugal, España, Grecia, etc.). Hoy, los resultados están a la vista. Los primeros promueven planes de ajuste para la periferia, mientras los segundos registran niveles de endeudamiento, pobreza y hambre espectaculares.
Mientras la montaña europea se hunde en el ajuste y reina la desunión, los católicos de los distintos países de la zona empiezan a tomar conciencia de que ya no se sienten tan hermanos entre ellos ¿Qué opinaría un católico español de su par alemán, que día a día lo sorprende con un nuevo plan de ajuste? Benedicto no pudo llevar adelante la tarea para la cual fue electo. A esto se le suma a los escándalos internos en torno a la pedofilia y las manganetas del Banco del Vaticano.
El Papa de la integración
La elección del argentino Jorge Bergoglio como el nuevo Papa Francisco, obedeció al hecho de que el Vaticano este contemplando el proceso de unión de los países latinoamericanos.
En América Latina no sólo existe la mayor población de católicos del mundo, sino que, además, se sienten parte de un mismo proceso que los acerca, unos con otros, cada día más.
¿Qué pasa en el Vaticano?
El Instituto para las Obras de Religión (IOR) o Banco del Vaticano fue creado por Pío XII en 1942. En los debates previos al Cónclave del pasado marzo, numerosos cardenales se quejaron abiertamente de la pésima administración de la entidad que, en lugar de prestar un servicio a las instituciones católicas, genera un escándalo tras otro. Y pidieron que el futuro Papa hiciese “limpieza en los establos”.
En esa línea, Francisco estableció una poderosa comisión investigadora, presidida por el cardenal italiano Renato Farina y gestionada por el arzobispo español José Ignacio Arrieta. Los gestores del banco vieron las orejas al lobo y, en menos de una semana, el director general Paolo Cipriani, y el subdirector general, Massimo Tulli, presentaron la dimisión.
Por encima del IOR está la autoridad del secretario de Estado, Tarcisio Bertone y, ahora, la comisión investigadora. Es decir que al igual que con los casos de pedofilia, que generó la expulsión de culpables y encubridores, en el caso del Banco del Vaticano, Francisco ha decidido actuar con la misma energía.
Además, se creó una comisión para revisar las controvertidas actividades económicas y administrativas de la Santa Sede. Esta comenzará a funcionar en agosto y responderá directamente al Papa, siendo así la continuación del plan de reforma de la Curie Romana y de las estructuras centrales de la Iglesia.
Lumen Fidei
El Vaticano presentó la primera encíclica del papa Francisco, la cual había sido iniciada por Benedicto XVI antes de su renuncia. "Lumen fidei" (La luz de la fe), en la que destaca la necesidad de recuperar la fe en una época en que ésta "es vista como una ilusión, un salto al vacío que impide la libertad del hombre".
Hay quienes adelantan en Roma que a esta encíclica pronto le seguirá otra de Francisco, que tendrá su eje en la bienaventuranza bíblica hacia los pobres.
El viaje a Brasil también fue otra de las cosas cuya organización inició durante el papado de Benedicto. En realidad, la preocupación por este país viene desde Juan Pablo II, a paso sostenido viene disminuyendo la cantidad de católicos mientras que los protestantes, principalmente los pentecostales, vienen aumentando rápidamente, duplicando sus filas en una década. Al menos un millón de personas de 170 países esperan por la llegada de Francisco para conducir la Jornada Mundial de la Juventud.
Por sus frutos los conoceréis
Jorge Bergoglio planteó, cuando era apenas un sacerdote, temas que nos permiten entrever el pensamiento político del actual Papa argentino y peronista. En el prologo escrito al libro de Guzmán Carraquiry, da cuenta de su visión latinoamericanista y su apuesta por la integración de la Patria Grande.
“Se trata de recorrer las vías de la integración hacia la configuración de la Unión Sudamericana y la Patria Grande Latinoamericana. Solos, separados, contamos con muy poco y no iremos a ninguna parte. Sería callejón sin salida que nos condenaría como segmentos marginales, empobrecidos y dependientes de los grandes poderes mundiales”.
Por HERNÁN RAMÓN (escrito para la edición impresa de Revista Integración Nacional -http://rinacional.com.ar-)