Extranjerización del suelo mendocino
El pasado 22 de mayo, un matutino local publicó la siguiente nota: “Dudas sobre límite de venta de tierras a capitales extranjeros”. En la misma, algunos empresarios locales se muestran preocupados por el proyecto enviado al Congreso de la Nación, por iniciativa del Ejecutivo nacional para limitar la adquisición de tierras por parte de extranjeros.
Recordemos que el proyecto de ley, establece un límite de 20% de las hectáreas cultivables totales del país a la posesión que puedan hacer personas físicas o jurídicas foráneas, estén o no afincadas en el país. Además de la creación de un Registro Único de Tierras Rurales (ver nota: “Cuestión de Soberanía”, número 25 de RIN).
Zonceras de un empresario…
"Sin conocer el proyecto, supongo que cualquier propuesta debería alentar las inversiones", apuntó Miguel Ángel Vespa, presidente de Bodegas de Argentina. Debemos tener en cuenta que esta cámara empresaria nuclea en su mayoría a bodegas de capital extranjero.
El empresario, explicó que: “En el sector vitivinícola no se han cometido excesos en la compra de grandes superficies de tierra”. Y agregó, “Las inversiones extranjeras sumaron, y mucho, en el proceso de agregar valor a la vitivinicultura provincial y, por ende, al modo en que la industria principal se ha expandido al mundo”.
En este sentido, cree que las "prohibiciones no son buenas". Con lo cual, coincide con otro de los representantes del capital extranjero en la Argentina, el diputado macrista (PRO) Christian Gribaudo quien sostiene que “hay que defender la tierra pero sin descuidar la inversión extranjera”.
Lo que no explica Vespa, es como algunos de los miembros de Bodegas de Argentina se han quedado con inmensas superficies de tierra, como así también de bodegas pertenecientes a empresarios mendocinos, lo cual ha provocado una extranjerización cada vez mayor del sector vitivinícola en la Provincia.
Debemos agregar, que Miguel Ángel Vespa es uno de los impulsores de la “reconversión” vitivinícola (reemplazar unas variedades de uvas por otras, a los efectos de amoldar la producción local al paladar de los consumidores de EE.UU. y Europa, a la sazón principales mercados de vinos mendocinos), lo cual ha provocado que muchos pequeños y medianos productores vean disminuidas sus ganancias al no poder (por falta de financiamiento) amoldarse a esta, vale decir, que están fuera del mercado.
El precio de la tierra
El valor de las tierras aptas para el cultivo en Mendoza viene creciendo en los últimos años. A primera vista, el enorme potencial que muestra el negocio del vino en Argentina es la principal causa de este repunte. Por otro lado, el origen de esta brusca apreciación apareció desde el abandono de la paridad cambiaria (tipo de cambio rígido 1 a 1), y su efecto positivo para las exportaciones agroindustriales. La posibilidad de producir barato y vender caro dio un nuevo impulso al sector.
El problema es que esto se ha transformado en un gran negocio para los inversores extranjeros, en perjuicio de los productores locales, debido entre otras cosas a la falta de crédito barato (es necesario contar con un Banco Provincial), que en muchos casos se ven obligados a vender sus fincas por falta de financiamiento.
Por caso, en el Valle de Uco, una hectárea apta para el cultivo de la vid no se consigue hoy por menos de U$S 5000.
Por caso, en el Valle de Uco, una hectárea apta para el cultivo de la vid no se consigue hoy por menos de U$S 5000.
Carlos Caggiati, asesor de varios productores del Valle de Uco, sostiene que: “La curva que grafica el precio de tierras, muestra varios altibajos. En 1998, el valor de una hectárea en la zona rondaba los 5000 pesos. Luego, y ante la pérdida de rentabilidad en el sector vitivinícola, el valor de la tierra cayó abruptamente. La crisis de 2001 llevó a la cotización de las tierras a uno de sus niveles históricos más bajos”.
A mediado de 2002, el valor de una hectárea en Mendoza para producir uva rondaba los U$S 1500, un año después valía el doble. Y hoy el mejor precio que se puede conseguir no baja de U$S 5000.
Así como en el Valle de Uco, esta situación se da en los principales oasis productivos de la Provincia.
Para darse una idea de la magnitud del negocio y de la revalorización de estas tierras, el grupo francés Clos de los Siete, del que forma parte el enólogo galo Michel Roland, compró 850 hectáreas en 1998 a un valor cercano a los U$S 2000 la hectárea. Aunque no están en venta, el ejercicio de cotizar esta tierra arrojaría una cifra que triplicaría fácilmente el valor que se pagó por ellas. La posibilidad de producir vinos en lugares turísticamente aprovechables, generó y lo sigue haciendo, el interés en varios inversores extranjeros. Y esto contribuye a sostener alto los precios de las tierras, y una cada vez mayor extranjerización.
La consecuencia directa de esta revalorización de la tierra, es que cada vez sea más difícil acceder a la misma.
La necesidad de poner límites, una cuestión de soberanía
“En zona de frontera tiene que ser más estricto el control, más cuando la zona está en las cuencas altas de los ríos, como sucede en Mendoza”. La sentencia es de Nelly Gray, doctora en Geografía y profesora en la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, sobre la limitación a la compra de tierras por parte de capitales extranjeros.
Respecto a esto, recordó: “Las superficies que compraron los malayos (250 mil hectáreas en Malargüe. Se trata de la mitad del total de la superficie en manos extranjeras, según estimaciones oficiales) y la de San Jorge se enclavan en zonas de frontera y en las cuencas altas de ríos. Esto se decidió sin una legislación de protección de las tierras frente a objetivos de capitales extranjeros”. Por ello, se manifiesta a favor del proyecto enviado por el Ejecutivo Nacional al Congreso.
De allí, la necesidad de poner límites a la compra de tierras por parte de capitales extranjeros. Como así también, de fomentar la producción del empresariado mendocino a los efectos de que éste, no desaparezca.
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