En los últimos días se ha opinado, y se seguirá haciendo, respecto de la asunción de Francisco.
Cierto progresismo insustancial, bañado de un izquierdismo de igual carácter, ha lanzado una férrea condena (con argumentos falaces) hacia el recién electo sumo pontífice, por medio de frases tales como: “habemus facho”, “un amigo de la dictadura en el Vaticano”, etc., etc.
Foto:laprensa.hn
De este modo, aquellos sectores intentan someternos a una discusión inconsistente e interminable, buscando introducir la confusión y perturbar la enorme emoción que muchos sentimos en Latinoamérica.
Por el contrario, desde estas columnas sostenemos que Francisco será el mejor Papa de los últimos tiempos - al menos para la región -, porque es el primer Papa jesuita y latinoamericano.
Algo así entienden otros presidentes suramericanos, como Correa, Maduro, que saludaron la designación.
Aquellos que oscurecen su figura no le perdonan un pecado mortal, según su catecismo de izquierdistas verbales. Tal pecado es que Bergoglio es peronista. Y, como todos saben, dicho progresismo proto-cuasi de izquierda siempre se enfrentó al peronismo. Ésta, y no otra, es la verdadera causa de su desagrado por el flamante Papa.
Entre tanto Cristina va a ser la primera mandataria que mantendrá audiencia con Francisco. Todo un detalle.
Una vez más, nos parece estupendo a quienes estamos de este lado, que tengamos un Papa peronista. ¡Ojo! peronistas hay en todas las latitudes del mundo; sin embargo, el Santo Padre es argentino.
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