Cada tanto los muchachos se juntan. No pasa a menudo, basta con leer la columna de Joaquín Morales Solá los domingos y observar su incansable llamado a la unidad opositora para lograr un Capriles argentino que termine con la “farsa K”.
No obstante, como decíamos, de vez en cuando se juntan. Lo hicieron en el `45 para derrocar al entonces Secretario de Trabajo y Previsión coronel Perón en la marcha por la “Constitución y la Libertad” (cualquier similitud con la del 18A no es pura coincidencia), en la cual transitaban por las calles de Buenos Aires, juntos y a la par, la UCR, el Partido Conservador, el Partido Socialista, el Partido Comunista, el embajador norteamericano Braden, la gente bien y la oligarquía vacuna.
Diez años más tarde se volverían a juntar pero esta vez para derrocar del gobierno al General. Tiempo después formarán parte de la Junta Consultiva de la Fusiladora, la cual reemplazó al Congreso nacional que había sido disuelto. Lo mismo ocurriría en el `66 y `76.
Respecto de la última dictadura cívico-militar genocida de Martínez de Hoz y Videla, tanto el Partido Socialista de Binner como la UCR y el PD, tuvieron una participación más que declamativa. El socialismo colaboró con embajadores, la UCR contó durante el proceso con alrededor de 300 intendencias en todo el país, mientras que el Partido Demócrata se hacía de la gobernación de nuestra provincia.
A pesar de sus enormes diferencias, hay algo que cada tanto los une. El odio al “morochaje”.
Las fuerzas vivas o, como les llamara don Arturo Jauretche, “los vivos de las fuerzas” se han hecho presente en nuestro país toda vez que se ha puesto en discusión la renta nacional. Toda vez que un gobierno popular, como el actual encabezado por Cristina Fernández, ha intentado llevar a delante la redistribución de la misma, ha sufrido el enfrentamiento de los sectores populistas y antinacionales como los que pudimos apreciar en la Plaza de Mayo el 8N y recientemente el 18A.
En esta última edición, que contó con una convocatoria desplegada desde las redes sociales y los medios concentrados de comunicación en los días previos, se pudo ver a los diputados Federico Pinedo, Paula Bertol, Eduardo Amadeo y Patricia Bullrich, que ya habían estado en las anteriores ediciones del 13S y 8N. Más novedosa fue la participación de radicales como Ricardo Alfonsín, Ricardo Gil Lavedra y Mario Barletta y referentes del FAP como Hermes Binner, Margarita Stolbizer y Victoria Donda. El jefe de gobierno Mauricio Macri convocó vía Twitter pero no asistió. También se hizo presente el sindicalista Gerardo “Momo” Venegas, denunciado por trabajo esclavo.
La Nación, señaló que “una multitud volvió a las calles en la mayor protesta opositora contra el gobierno”, por su parte Clarín sostiene que se trató de la “manifestación más multitudinaria que enfrentó el gobierno”. Tiempo Argentino asegura, sin embargo, que “Si bien fue masiva, su partidización hizo que fuera sensiblemente menor a la del 8N”.
En nuestra provincia el campeón de la convocatoria fue el “chichón de la historia” (léase PD), el cual mantuvo una activa participación en los días previos y durante la manifestación, sensiblemente menor a la anterior, realizada en el Km 0. El mismo partido cuya sede lujanina fue embargada por el accidente de uno de sus colaboradores por no querer indemnizarlo, repartió pancartas y volantes por sus promotoras cual TC 2000, como ofreciendo un producto a vender, y convocó mediante las redes sociales a través de Actitud Positiva (ONG conducida por el militante demócrata “Laucha” Martínez).
También por estos pagos se hicieron presentes políticos opositores así como empresarios mendocinos, entre ellos el candidato a gobernador por el PD, en 2011, Luis Rosales quien sostuvo que “la gente está molesta, por una serie de decisiones que nos inclinan por el camino que ha seguido Venezuela. Lamentablemente Venezuela es nuestro futuro si no paramos esta historia ya, y terminará mal si no lo hacemos. Será un país fundido, dividido y en el cual no se respeta la voluntad popular” (1).
A pesar de los dichos de este figurón de la política que llama a “parar esta historia ya”, la voluntad popular de la que habla se expresó en las elecciones que como candidato del conservadurismo golpista perdió. Confiamos en que lo siga haciendo.
Frente a la desunida, aunque se haya mostrado junta para la foto, Unión Democrática, existe un gobierno que plantea la democratización de la renta nacional, de los medios de comunicación y la justicia, en pos de lograr una Argentina un poco más justa. Lo cual, lo hace popular. A diferencia de las marchas populistas de acá y de Venezuela que intentan reeditar los “golpes suaves”, según el manual de la CIA, llevados a cabo en Honduras y Paraguay, para evitar la unidad de la Patria Grande y la justicia social de los pueblos hermanos de Latinoamérica.
“Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor” (A. Jauretche)
(1) MDZ, Empresarios, académicos y políticos en la protesta del 18A
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