viernes, 18 de noviembre de 2011

Sobre la necesidad de seguir reindustrializando el país

“¿Saben ustedes que durante una tormenta el león da la cara al viento para que su pelambre no se desordene? Yo hago lo mismo: doy la cara a todos los problemas: es la mejor manera de permanecer peinado” (Leopoldo Marechal).

El león

La Crisis rentístico-financiera, fase actual del sistema capitalista, no solo despoja a miles de “indignados” de sus medios de vida en Europa y EE.UU. sino que además está demostrando cada día aún más su senilidad.

Los países centrales muestran, en raptos de impotencia servil, sus garras para quedarse con la parte del león arrasando con lo que aún conservan como patrimonio los pueblos de las periferias. Una de sus temibles garras es la OTAN. Sobra con observar el ultraje al pueblo libio y su líder Gadafi, en pos de saquear su petróleo y reservas acuíferas. A decir de Fidel; Esa brutal alianza militar se ha convertido en el más pérfido instrumento de represión que ha conocido la historia de la humanidad”.
Mientras el FMI busca una salida a la crisis, intentando salvar a sus responsables (léase banca internacional), aplicando ajustes en la zona Euro y miles de personas se manifiestan en varias plazas del mundo, la tranquilidad de este lado del Atlántico parece inmutarse. Pero… ¿Llegará a estas costas la repercusión de la actual crisis? L a respuesta es sí ¿Está preparada la economía argentina para repelerla? Veamos.
Ocho años, lo que viene.
Durante el gobierno de Néstor (2003/2007) el comercio exterior (exportaciones menos importaciones) dejó un saldo favorable de 64 mil millones de dólares. Y los ingresos financieros (suma neta de financiamiento comercial más endeudamiento neto externo, público y privado; menos remisión de utilidades) sumaron 8 mil millones de dólares. En el mandato Kirchner entraron al país netos  72  (64+8) mil millones de dólares. Néstor incrementó las reservas en 55 mil millones de dólares. Durante su gobierno se transfirieron 17 mil millones de dólares: el 24 por ciento de los dólares que ingresaron.
Los resultados del primer período presidencial de Cristina Fernández (2008/2011) fueron diferentes y los números varían. Ingresaron 88 mil millones de dólares. Por ingresos financieros netos (financiamiento comercial más endeudamiento menos remisión de utilidades) 37 mil millones a los que se sumaron 51 mil millones del saldo comercial.  Los ingresos financieros se multiplicaron por 5. Pero el balance comercial se achicó como consecuencia de un creciente déficit del comercio de bienes no primarios.
Acá viene la diferencia. De esos 88 mil millones de dólares, en 2008/2011, se “fugaron” 73 mil millones: el 83 por ciento.
¿No era una cifra para preocuparse y hacer algo? Se pregunta Carlos Leyba, de quien extraemos los datos. “El sobresalto ocurre porque los dólares empezaron a ser potencialmente menos que los necesarios para mantener este ritmo de fuga. La fuga – en estas dimensiones – es un mega problema de largo plazo”, explica.
De allí, las medidas tomadas en estas semanas para evitar que millones de dólares se sigan yendo de nuestro país. Lo que viene, en este contexto, es un misterio. Si podemos decir, que las medidas apuntan a no desacelerar la economía y a mantener el consumo, ajustando sobre los que más tienen (ver nota: Ajuste versión Argentina). Sin embargo, no alcanza.
Es necesario, bajar la tasa de interés para que se siga desarrollando la industria nacional con crédito barato, y de esta forma dejar de importar. Esa es la principal causa del debilitamiento del superávit comercial. “Déficit comercial externo de la industria enorme; en la mirada de corto plazo es un problema de caja en dólares; pero con los ojos puestos en el largo plazo es un déficit de empleo y de estructura productiva que se cura con inversión que es lo que podríamos haber hecho con la plata que se fugó”, sostiene Leyba en este sentido.
El déficit del sector industrial alcanza a 25 mil millones de dólares anuales, respecto de la balanza comercial. Debemos seguir sustituyendo importaciones si queremos reducir dicho número.
Para que la crisis no nos golpee tanto ni que los países centrales trasladen sus crisis hasta acá, es necesario nacionalizar cada vez más la economía argentina, aprovechando el ahorro interno, que aún generamos, evitando la transferencia de riqueza y desarrollando nuestras fuerzas productivas.
Debemos darle la cara a los problemas, al igual que el león pero sin confiar en él (a propósito de la reunión del G-20 y del encuentro de Obama con Cristina).
 HNR