martes, 6 de marzo de 2012

CATAMARCA: EL ESTADO Y LOS RECURSOS MINERALES




Un revés para las multinacionales

“La riqueza, como la libertad, vive en el hombre, y tiene por causa al hombre. En el hombre está la mina, no en el suelo. El suelo puede estar lleno de oro: allí se quedará si falta el hombre capaz de explotarlo” (J. B. Alberdi).


Hace poco menos de un mes, la provincia de Catamarca se puso a la vanguardia de la discusión actual sobre la minería en nuestro país. El día 27/1 se publicó en el Boletín Oficial de dicha provincia, la ley que crea CAMYEN S.E. (Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado), siendo esta la primera empresa estatal, en la materia, en nuestro país.

Algún desavisado podrá juzgar esta nota e incluso a su autor de “pro-minero”. Permítame el lector ganarle de mano, haciéndole saber algunas cuestiones que debe tener en cuenta para analizar en su justa dimensión el problema de la minería en nuestro país y, por qué no, en nuestro continente.

Hoy en día algunos con una clara intención, otros presos de esas intenciones o por simple desconocimiento del asunto, intentan cerrar la discusión tras falsos slogans tales como: “Minería SI” o “Minería NO”. Tanto de un lado como del otro pecan (salvando numerosas excepciones) de un simplismo cómplice ¿Cómplice de quien? De aquellos sectores que se ven beneficiados por falta de una discusión seria del asunto. Es decir, las multinacionales que enajenan nuestro territorio y se llevan nuestros recursos mientras nos debatimos en esta farsa simplista y sin sentido.

Lo que el lector poco avezado en el tema debe hacer es interrogarse sobre temas centrales antes de tomar una postura, y evitar ser presa de lo anterior. Por ejemplo: ¿Quiénes explotan nuestros recursos naturales? ¿Quiénes se quedan con la parte del león? ¿Es posible que el Estado se haga cargo de dicha actividad? ¿De qué manera los argentinos podríamos gozar los beneficios de ser los verdaderos dueños de nuestro suelo? ¿Son nuestros los recursos que yacen en nuestro territorio?

Si recorremos la historia argentina podremos ver en qué medida la minería ha sido fundamental para el desarrollo industrial de nuestro país (como lo puede ser hoy) y en otros casos una actividad exclusiva de las multinacionales, que han hecho de nuestros recursos pingues negocios para sus casas matrices.

Una actividad de larga data, fundamental para el desarrollo industrial

Ya en 1813, la Asamblea Constituyente dictaba la “Ley de Fomento Minero”. Para entonces este ya era un tema a tener en cuenta y suscitaba la necesidad de reglamentar esta actividad a los efectos de desarrollar una incipiente industria en el Virreinato.

Años más tarde en 1873, en la provincia vecina de San Juan se dictaba el primer Código Provincial de Minería y se creaba la primera carrera orientada al sector, la Escuela de Minas. Actualmente las exportaciones netas de San Juan están representadas en un 74% por el sector minero y el gobierno de Gioja planea crear una empresa estatal para explotar dicha actividad.

Durante el siglo XX en la historia argentina, la minería fue ejecutada por diferentes órganos nacionales y provinciales, tanto en las franjas vinculadas a la prospección, exploración, y a la explotación –ésta en menor medida- de los recursos minerales.
En primer término, hay que mencionar la Dirección General de Fabricaciones Militares, creada por la ley 12.709, en 1941. Su nacimiento respondió a lanecesidad de fomentar el desarrollo industrial del país y se abocó a la expansión de la industria siderúrgica pesada. Su importancia radicaba en que abastecía a las principales fábricas e industrias del país. También aportó avances a la investigación geológico-minera. En la actualidad esta repartición del Estado no existe más, tras la reforma del sector público realizada por el gobierno del Dr. Carlos Menem.

Por otro lado, para encarar el proyecto de Río Turbio por el desabastecimiento de carbón, en 1941 se creó División Carbón Mineral en la provincia de Santa Cruz. Luego de la creación de la Dirección Nacional de Energía en el ‘43, pasa a llamarse Dirección General de Combustibles Sólidos Minerales. En 1958 es sustituida por la Dirección General de Yacimientos Carboníferos Fiscales (DGYCF). A raíz de los traspasos del sector público al privado durante los noventa, producto de una política de desindustrialización, este organismo dejó de existir.

En tanto, en la década del ‘50 nació la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que encararía hasta hoy estudios de prospección e incluso el procesamiento de productos uraníferos.

La DGFM, CNEA y la Secretaría de Minería encararon diversos proyectos entre 1960 y fines de los ‘70, apuntando a la exploración y explotación del territorio argentino. Con este fin, se lanzaron numerosas iniciativas regionales, como resultado en algunos casos de convenios de la Nación con las provincias o con organismos internacionales. Entre ellos, el Plan Mendoza (1973-1979).
Es decir, los gobiernos que impulsaron el desarrollo industrial de la argentina consideraron a la minería como un factor estratégico y como tal, fue promovido desde el Estado. En otros casos en los que se destruyó la industria nacional y se favoreció la importación (1976-2001), la minería quedó en manos de las multinacionales y, junto con ella, nuestra soberanía, nuestro suelo, aire y agua.

Catamarca, el Estado y los recursos.

La novel CAMYEN S.E., no es un organismo de control tal como los existentes en Santa Cruz o San Juan que se encargan de auditar proyectos o conceder licitaciones. Se trata de la única empresa estatal argentina en capacidad de explotar recursos minerales y llevar a cabo el procesamiento de los mismos.

Este hecho singular, demuestra como las provincias “mineras” de nuestro país, por un lado, son consientes de lo que representa dicha actividad para sus economías. Y por otro, de que durante años les ha sido concedido este negocio a empresas extranjeras que pagan ínfimos valores por lo que extraen. Producto de que no se ha modificado el régimen legal heredado de los ’90.

En el Boletín Oficial (27/1) podemos observar el objeto de dicha empresa, el cual es: “La sociedad, tiene por objeto promover el desarrollo de la minería catamarqueña, a través del aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, de la conservación del ambiente en función del desarrollo social; debiéndose privilegiar el mismo, en las comunidades del interior provincial en donde se lleven a cabo las actividades mineras de la Empresa”.

Por otro lado, señala los alcances de la misma:
(Artículo 5)
a) La investigación, prospección y exploración minera,

b) Explotación de los minerales cuyos yacimientos descubriese, o de los que de modo derivado resulte titular, o de aquellos cuya explotación contratara con terceros conforme a derecho.

c) La investigación tecnológica en materia de beneficios e industrialización de minerales de cualquier tipo y naturaleza, aguas termales y minerales,

d) La instalación y explotación de plantas de beneficio e industrialización de sustancias minerales de cualquier naturaleza, pudiendo realizar todos los procesos descriptos en el inc. b) del ARTÍCULO 249° del Código de Minería de la Nación Argentina.

e) La comercialización de sustancias minerales, sea en estado natural, luego de su beneficio o industrializadas,

f) La exploración, prospección, explotación, transporte, industrialización y comercialización de hidrocarburos, sólidos, líquidos y gaseosos y conforme a la Ley Provincial N° 5.278.

g) La creación de una escuela taller de tallado y lapidado de piedras preciosas, semipreciosas u otras de valor ornamental, que brinde a la ciudadanía la posibilidad de desarrollar capacidades artesanales. Integrando al educando al sector productivo mediante su formación en técnicas tradicionales y modernas de trabajo, propendiendo a rescatar, preservar, transmitir, promover y difundir los valores culturales de nuestra Provincia e identidad de la región.

h) La generación, transporte, distribución, almacenaje y comercialización de energías renovables: de biomasa, geotérmica, solar, eólica, de hidrógeno y cualquier otra forma de energía alternativa conocida o por conocer. Así como el desarrollo de tecnologías, producción y comercialización de plantas, centrales, equipos, tecnología, componentes, insumos y servicios para la generación y/o aprovechamiento para este tipo de energía.

A los efectos de generar técnicos aptos para dicha actividad, contempla “fomentar la investigación minera a través de la Escuela de Minería, Universidad Nacional de Catamarca”.

En cuanto al financiamiento de dicha empresa en el artículo 7, señala: “El Capital Social, se fija en la suma de PESOS CINCO MILLONES ($ 5.000.000,00), el que estará representado por certificados nominativos de PESOS UN MIL ($ 1.000,00) de valor nominal cada uno. Cada certificado representativo del capital, da derecho a su titular a un voto. La Provincia de Catamarca, suscribe el cien por ciento (100 %) del Capital Social, el que podrá ser integrado con aportes dinerarios o recursos provenientes de la actividad minera dentro del plazo que determine la reglamentación”.

Teniendo en cuenta el Capital Social de dicha empresa, ¿No es posible pensar en que cada provincia “minera” haga lo mismo, teniendo en cuenta que el Estado Nacional ha decidido apoyar a aquellas provincias que deseen nacionalizar sus recursos? Con lo que reciben de la minería actualmente San Juan, Mendoza, La Rioja, Chubut, Santa Cruz, entre otras, ¿Es utópico pensar en que estas sigan el camino de Catamarca? O mejor aún, ¿Cuánto costaría armar una empresa minera estatal argentina, en sociedad de la Nación con las provincias?

De lo que aquí se trata no es solo de cálculos, sino de la soberanía de nuestros recursos y la propiedad de los mismos.

Para ejemplificar lo anterior, citamos la ley que crea la reciente empresa estatal catamarqueña: “El noventa por ciento (90%) del capital de la sociedad que se crea mediante el ARTÍCULO 1° de la presente, pertenecerá al Estado Provincial y el diez por ciento (10%) restante, corresponderá proporcionalmente a cada uno de los trabajadores que desarrollarán sus labores en la sociedad que se crea por la presente”.

No se trata de ser minero o anti-minero. Se trata de ver la minería con sentido nacional. Teniendo en cuenta el cuidado de nuestro suelo, aire y agua, como así también nuestra soberanía, la reconversión de la renta minera en reforestar el país, traería aparejado el cuidado del medio ambiente y el mejoramiento de las condiciones climáticas. El caso de Catamarca sienta las bases y un modelo a seguir.

HERNÁN RAMÓN