domingo, 6 de enero de 2013

2012 – 2013 DE LA “PRIMAVERA ÁRABE” AL “VERANO IMPERIALISTA”


Los distintos movimientos de protesta o resistencia que han tenido lugar en Medio Oriente y el norte de África han recibido la denominación de primavera árabe. Dicha categoría incluye tanto las acciones populares en contra de los gobiernos y el orden establecido, como así también el intento de desestabilización llevado a cabo desde el extranjero contra algunos gobiernos de la región. Lo cual, pese a la prensa internacional, deja entrever que dicho proceso no es igual en todos los países.


“La lucha popular, o sea 'la primavera' árabe, ha tenido una contraparte poderosa, que va más allá de las acciones de protesta en la región: las maniobras y manipulaciones, en ocasiones intervenciones, de los poderes del momento. Estados Unidos, apoyado por sus aliados, tanto europeos como árabes, ha tratado por todos los medios y vías de 'controlar' una región que deviene esencial en la configuración geoestratégica no solo regional, sino también mundial” (1).

Debemos tener en cuenta que los conflictos en la región – propio de la globalización – se encuentran atados a un contexto que bien ha colaborado con el desarrollo de los sucesos. Tanto la espectacular crisis por la que atraviesa el sistema rentístico-financiero a escala global como la extracción de recursos naturales han influido en los sucesos.

Respecto a esto último; En los últimos años, la Geopolítica ha pasado a concentrarse más en la expansión territorial física, que en el control supranacional efectivo. Esta forma de dominación se reafirma por la escasez creciente de recursos, sobre todo energéticos, como los hidrocarburos. La posible merma de este vital recurso en regiones tradicionalmente explotadas, unida al aumento de la demanda, ha condicionado que las potencias occidentales –con el fin de garantizar la seguridad petrolera- pongan en práctica acciones en los planos económico-militares para controlar los potenciales yacimientos de crudo y las rutas más importantes de los mismos”, sostiene María Elena Álvarez Acosta investigadora del CEID (2).

Debido a que el 64% de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en Medio Oriente, la región se torna esencial para abastecer los apetitos de las transnacionales y la demanda de petróleo y gas de las sociedades de consumo (hoy venidas a menos) de los países centrales.

Túnez y Egipto, ¿Fin del sometimiento occidental?
En el caso de Egipto o Túnez, las clases más postergadas junto a las capas medias de la sociedad, iniciaron sendas protestas frente a sus gobiernos fundamentalmente a causa del aumento de los alimentos y un costo de vida insostenible. Cabe mencionar, que ambos gobiernos eran sostenidos en el poder por el aliado norteamericano. Los mismos eran representantes en la región de la “democracia occidental”, que por supuesto mantenía sometida al hambre a la población civil.

En el caso de Túnez, una vez depuesto el régimen de Ben Alí, se celebraron elecciones democráticas. Sin embargo, después de un año de estos sucesos, el país se encuentra paralizado debido a los enfrentamientos entre los sectores en pugna. Por un lado la llamada “troika” formada por los tres partidos mayoritarios que integran la Asamblea General y, por otro, la oposición que exige su dimisión al haber expirado el plazo para convocar a nuevas elecciones. Mientras tanto las movilizaciones populares continúan en las calles.

En Egipto si bien, luego de la caída de Mubarak, Mohamed Mursi (proveniente de la Hermandad Musulmana) ha podido consolidar un gobierno fuerte y llevar adelante reformas importantes, la oposición recientemente ha llevado a cabo una gran movilización en las calles del Cairo, en contra de la Reforma Constitucional.

Para llevar adelante dicha reforma, se ha realizado recientemente un referéndum consultando a los egipcios sobre si es necesario llevarla adelante o no. En el cual el ha obtenido la mayoría con un 77,2%.

Entre las reformas planteadas a la Constitución de 1971, resaltan: el llamado a nuevas elecciones, se establece el Islam como religión del Estado y la Sharia islámica como fuente principal de la legislación (lo que algunos consideran como “islamizar la modernidad”), el sistema político se basará en los principios democráticos y en la igualdad de derechos y deberes para todos los ciudadanos, se respetarán los derechos humanos y se garantiza la libertad de práctica religiosa y las libertades de pensamiento y opinión, entre otras.

¿Siria réquiem para la Libia de Gadafi?
En otros casos (Libia y Siria) la caída se dio o pretende dar de manera distinta a las anteriores. La intervención extranjera estuvo -y está- destinada a voltear a gobiernos populares, a través de la provisión de armas y asesores a grupos opositores, o invadiendo y bombardeando el territorio, a los efectos de colocar gobiernos afines que les permitan apropiarse de sus recursos (particularmente petróleo).

En Siria la solución parece ser la misma que en Libia, hay factores que se repiten, “gente protestando en la calle”, ejércitos del pueblo guiados por mercenarios, nuevamente un dictador como chivo expiatorio al cual hay que derrocar para defender a los civiles, y los infaltables medios de comunicación de las grandes corporaciones manipulando los hechos. No obstante, el hecho de que aún no haya tenido lugar una invasión directa es el hecho de que Bashar al Assad cuenta con el apoyo de Rusia, China e Irán.

“Según los últimos reportes de la cadena informativa Rusia Today, nos dice que empleados de la CIA controlan y ayudan al reparto de las armas y munición de guerra, comprados con el dinero de Turquía, Arabia Saudí y Qatar, para los opositores sirios (…) Ahora bien, la causa ya no es el petróleo sino que se trata de una cuestión geopolítica. Como en el juego del TEG (Técnica y Estrategia de Guerra), la manera más efectiva de conquistar una zona es bloqueando al poderoso (Irán) para luego debilitarlo y concretar la conquista. Para ello, el ejército aliado (OTAN y Liga Árabe) necesita de Siria por su ubicación y salida al Mediterráneo”(3).

En cuanto a Libia, con los Derechos Humanos como excusa asesinaron enormes cantidades de inocentes y se terminó con la vida de Khadafi de la forma más sádica. Aquella aventura de la OTAN y EE.UU. han hecho del país de la “revolución verde” un verdadero caos ingobernable, con sus recursos en manos de piratas.

Irán y Palestina, la piedra en el zapato
Una nueva escalada bélica tuvo lugar en el 2012 en el territorio de Gaza. Tras la nueva intervención militar por parte de Israel, las voces en contra a este flagelo contra el pueblo palestino son mayoritarias, tanto en la región como en Latinoamérica y Asia y, los apoyos con que cuenta provienen de los países centrales (EE.UU., Alemania, Francia e Inglaterra).

El gobierno israelí, a cargo del genocida Netanyahu, se encuentra alarmado al saber que Palestina, ahora nuevo Estado observador de la ONU, puede llevar las acciones militares israelíes a la Corte Penal Internacional para pedir su juzgamiento como crímenes de lesa humanidad. No obstante no ha retrocedido con su impune expansión territorial.

Por otro lado, “La principal característica del Gobierno iraní ha sido utilizar las divisas procedentes del petróleo para industrializar el país lo que ha llevado a desarrollar fuentes alternativas de energía. La reestructuración de las Fuerzas Armadas y la compra y producción de armas para abastecerlo tiene su porqué en la necesidad de defender su desarrollo. Desarrollo que significa una disputa para varios de los monopolios mundiales que dominan el planeta” (4).

Hoy en día, Irán es el quinto productor de petróleo a nivel mundial y posee la segunda reserva de gas natural. Lo que lo convierte en un territorio nada despreciable para aquellos que se molestan al ver la independencia con que cuenta el país para el manejo soberano de sus recursos.

No obstante, no es un objetivo fácil por dos razones. Primero, el desarrollo militar obtenido por el país persa. Segundo, y lejos de aquellos que predican el aislamiento de Irán, cuenta también con no pocos aliados. Prueba de esto último lo constituye la Decimosexta Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), celebrada en Teherán del 26 al 30 de agosto, donde la antigua Persia logró “reunir a 120 de los 192 miembros de la ONU- todo el Sur global, 54 por ciento de la población mundial- y trabajar constructivamente con ellos para arribar a consenso sobre los más diversos y complejos temas internacionales. A la cita acudieron también como observadores China, Brasil, Argentina y México, entre otros 17 países” (5).

Algunas conclusiones
“La ‘Primavera Árabe’ fueron una serie de levantamientos populares que se tradujeron en la caída del régimen político de los dictadores pro-estadounidense (…) Después de la primera ola de rebeliones a favor de la democracia en Egipto, Túnez, Argelia, Marruecos, Bahrein, Yemen, que desafió el poder imperial-sionista en el norte de África, Oriente Medio y los estados del Golfo, Estados Unidos, a través la OTAN, lanzaron una ofensiva (…) La ‘Primavera Árabe’ fue remplazada por un ‘verano imperialista’” (6).

La única solución al conflicto parte por la necesidad de que estos países, al igual que Irán o en su momento Khadafi, reconviertan la renta petrolera en desarrollo industrial endógeno, dejando de depender del precio de los alimentos de los mercados internacionales. Esto, como condición previa, para alcanzar una definitiva independencia y evitar intromisión extranjera.

Empezó un 2013 que tendrá una profundización de la crisis financiera en los países centrales, con sed de recursos, por lo que seguramente se agudizaran los problemas en Medio Oriente y el Norte de África.



NOTAS:
(1) “La primavera árabe y la configuración geoestratégica regional”, María Elena Álvarez Acosta, CEID, 2011.
(2) Ibíd.
(3) “¿Siria, la nueva Libia?”, http://rinacional.com.ar
(5) “Irán, ¿aislado?”, Ángel Guerra Cabrera, ALAI.
(6) Entrevista a James Petras, http://www.cubadebate.cu/



Por: Hernán Ramón