miércoles, 13 de febrero de 2013

Dólar: Una Argentina a Contramano


A propósito del libro “Economía a Contramano” de Alfredo Zaiat*

Economía a Contramano, libro que recomendamos, fue publicado en noviembre de 2012. En él, Zaiat toca en su mayoría temas actuales apoyado de una cantidad considerable de datos “frescos” que hacen de esta obra un enriquecedor inventario, útil para entender la política económica de los últimos diez años en la Argentina.

Foto: cosaspoliticas.blogspot.com/whotalkig.com

Hemos tomado del capítulo tres del libro, “El dólar y la fuga de capitales”, algunas reflexiones del autor respecto al “fenómeno verde” a los efectos de plantear algunas cuestiones centrales que tanto inquietan a la opinión pública actualmente.


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Salido de la II Guerra Mundial, Estados Unidos se erigió como principal potencia desplazando del centro de la escena a quien detentara ese título tiempo antes, Inglaterra. Fue el país que se encontró mejor parado tanto militar como económicamente, hacia el final de la contienda bélica. “Inglaterra, endeudada, estaba debilitada; Francia, extenuada; la Unión Soviética, desangrada” (1). En julio de 1944 se definieron las nuevas reglas financieras mundiales a partir de los acuerdos de Bretton Woods, lo cual terminó de consagrar a EE.UU. como la principal potencia. Estos acuerdos, además, reafirmaban el dólar como moneda internacional y creaban los organismos que hicieron posible lo anterior: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (en ese entonces Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo). Tiempo después se diseñaba el Plan Marshall para financiar Europa con billetes verdes y afirmar el peso de este, a la vez que garantizaba importantes mercados para las exportaciones estadounidenses. El dólar se imponía al igual que la hegemonía del país que lo emitía.

El 15 de agosto de 1971, el presidente Richard Nixon decretó que la moneda estadounidense ya no sería convertible en oro. No habría más que el papel. Los gobiernos fueron cediendo poco a poco y las transacciones comerciales internacionales pasaron a realizarse en dólares a la vez que, los bancos centrales los acumulaban como reserva.

A partir de la crisis rentístico-financiera actual, desde 2008 e incluso antes la moneda norteamericana viene sufriendo importantes retrocesos, a la vez que pierde poder en la escena mundial.

Con el dólar puesto en tela de juicio a nivel internacional como moneda de reserva y de transacción comercial, comienzan a tomar fuerza algunas alternativas al mismo. El actual Presidente del Banco Central chino, Zhou Xiaochuan, propone la necesidad de establecer una nueva moneda como reserva internacional. Por otro lado, los países integrantes del BRICS comienzan a utilizar en sus intercambios comerciales sus propias monedas, lo mismo ocurre en el comercio entre China y Japón (asciende a 35.000 millones) o entre Brasil y Argentina, entre otros casos.

El hecho de que la economía norteamericana se encuentre en una recesión tan profunda y con un endeudamiento nunca antes alcanzado (aproximadamente 17 billones de dólares), la desconfianza en el dólar se acentúa día a día. Esto ha llevado a que muchos países del globo comiencen a diversificar sus reservas. El reemplazo preferido parece ser el oro, prueba de esto es lo siguiente. En el año 2009 la onza cotizaba a 1.200 dólares, en tanto que en 2011 alcanzó los 1.923 dólares la onza, con una perspectiva sin techo para los próximos años.

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La dolarización argentina tiene su origen, según Zaiat, en la reforma financiera de Martínez de Hoz (1977), cosa que se profundiza en los 90. Actualmente, nuestro país es el que más dólares per-capita tiene en el mundo fuera del país emisor. En 2012 ascendía a 2.000 por cada habitante y existen algo así como unos 50.000 mil millones de dólares en el sistema financiero argentino.

Vale aclarar que esto tiene algunos costos. Uno de ellos, para el Estado, es el denominado “señoreaje” (utilidad que percibe la autoridad que emite el papel moneda), es decir que del total de dólares que el Estado compra a la autoridad que imprime los billetes, este debe pagar un porcentaje (1% aproximadamente sobre el total) adicional. En el año 2005 el señoreaje a favor de los EE.UU. ascendió a 3.223 millones de dólares, en detrimento del Estado argentino. En tanto que, el señoreaje total cobrado a todos aquellos países que utilizan dólares fuera del país emisor representó, en el mismo año, 29.000 millones de dólares.

A pesar de la importante dolarización que sufre nuestra economía, Zaiat aclara que solo una pequeña parte de la sociedad los concentra. En especial aquellas empresas, multinacionales, que convierten sus activos financieros y luego las transfieren. En este sentido, la transferencia de recursos al exterior en el período 2007/2011 alcanzó los 79.281 millones de dólares, monto que casi duplica las reservas del BCRA y representa el 18% del Producto Bruto Interno. De haber impedido esto la Argentina podría haber crecido un 18% más ¿Se imagina?

Esto da cuenta que, ante todo, el tema del dólar es un problema cultural. No son las señoras de barrio, tan inquietas por las restricciones actuales para la compra para atesoramiento de dólares, quienes poseen los mismos. Son las grandes empresas quienes concentran y luego transfieren.

A pesar de los esfuerzos del gobierno para cercenar la transferencia de capitales, es necesario salir definitivamente de la convertibilidad, cosa que adjuntamos al libro de Zaiat, entre otras cuestiones tales como la necesidad de reformar la Ley de Entidades Financieras. Por esto de que “Dadme el control de la moneda de un país y no me importará quién hace las leyes” de Mayer Amschel Rothschild.



* Alfredo Zaiat es actualmente Jefe de Redacción de la sección económica del diario Página/12.
Notas:
(1)   Martine Bulard, “El poder mundial se desplaza”, Le Monde.