viernes, 12 de agosto de 2011

A los lectores....

Aquel que este interesado en leer la versión completa de "Breve Informe Económico de la Provincia de Mendoza (Apuntes de Economía Política)", solicitarla a hnramon@gmail.com. En la misma se describe la estructura socio-productiva de Mendoza y se analizan las principales ramas de la producción. Se adjuntan cuadros estdisticos para una mayor comprensión.

Hernán N. Ramón

Breve Informe Económico de la Provincia de Mendoza (Apuntes de Economía Política)

INTRODUCCIÓN

La Provincia de Mendoza es la principal concentración poblacional y productiva del Centro Oeste de la República Argentina. Internacionalmente es conocida como una de las ocho Capitales Mundiales del Vino. Por su producción ubica a la Argentina en el quinto lugar en el orden mundial, de naciones elaboradoras de esta bebida.

Sin embargo, el vino no es lo único que se produce o está en condiciones de producir la Provincia. Sus grandes reservas minerales, la posiciona dentro del país como un gran polo energético hacia el futuro, capaz de abastecer a gran parte de la Argentina. Además de poseer un gran flujo turístico cada año. O de su inmensa agricultura, tanto hortícola como frutícola, de carácter extensivo.  

El objetivo de este trabajo, es dar un pantallazo general de la estructura socio-productiva de la Provincia (micro y macro-económica), a los efectos de dar a luz algunas reflexiones y contribuir a la discusión de temas centrales, aún irresueltos por la dirigencia política provincial (Partidocracia), y trazar algunos lineamientos estratégicos para una Mendoza inserta en los cambios que se viven a nivel nacional, como así también en el actual contexto de Integración Latinoamericana.

He tenido que servirme de estadísticas, publicaciones económicas, informes de distintas entidades empresarias, datos oficiales, etc., para desarrollar el presente Informe, sin haber podido hallar una publicación actual de similares características. Debido a que al parecer, hace tiempo que nadie se ocupa del tema. De tal modo que, los que hoy explican la economía provincial son las fundaciones (Fundación Mediterránea) o instituciones como el CEM. Desde 1968 que nadie hace una publicación “seria” que nos permita comprender en profundidad los asuntos de Mendoza, más allá del mero dato frío. El último en editar un libro sesudo a estos efectos, fue Benito Marianetti (fallecido dirigente provincial del PC). Lo cual indica que los destinos de Mendoza no son mentados por una dirigencia capacitada, sino que están en manos de sus principales usufructuarios.   

“Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarle. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender a la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”
dijo Raúl Scalabrini Ortiz.

Finalmente, si en la lectura de estas notas tropieza el lector con alguna dificultad de comprensión, acháqueselo a mis defectos de expositor.

CONSIDERACIONES GENERALES

Algunos datos estadísticos

Según el Censo Nacional 2010, la Provincia de Mendoza posee 1.741.610 habitantes. De los cuales 848.823 son varones y 892.787 mujeres.

En los últimos treinta años cayó a la mitad el ritmo de crecimiento de la población, según indican los datos preliminares del Censo 2010. Dos factores que han influido fuertemente en la caída del crecimiento poblacional de Mendoza, son: el descenso de la tasa de natalidad y el mantenimiento de la mortalidad. Si bien, en la última década la tasa de natalidad pasó del 17,4 por mil en el 2002 al 19,9 por mil en el 2009, lejos están los índices del ´91, cuando ese indicador llegaba al 24,1 por mil; el más alto de los últimos 22 años.

Asimismo, la tasa de mortalidad se ha mantenido estable en las últimas dos décadas. En 1991, llegaba al 6,68 por mil, en el 2001 al 7,1 por mil y el mismo número se repite en el 2009.

Corresponde señalar, desde otro punto de vista, que el crecimiento de la población se ha producido con mayor intensidad en el Gran Mendoza, en perjuicio de los demás departamentos, especialmente de los más alejados de la capital. Esta, ha sido una constante durante el último medio siglo. Debemos agregar que un ejemplo de esto, es el departamento de Santa Rosa que disminuyó su población en 16 habitantes, respecto del censo anterior (2001). Esto se debe, no solo al crecimiento de la mortalidad en la Provincia, sino también al desarrollo desigual de las fuerzas productivas.

EL valor de la tierra en Mendoza

La superficie territorial de Mendoza es de 150.893 km2, es decir 16.956.145 has.

El valor de las tierras aptas para el cultivo de la vid ha venido creciendo en los últimos años. A primera vista, el enorme potencial que muestra el negocio del vino en Argentina es la principal causa de este repunte. Sin embargo, otros factores contribuyen en buena medida a sostener este aumento, que en muchos casos muestra valores que se han triplicado desde el abandono del tipo de cambio rígido 1 a 1.

Sin dudas el origen de esta brusca apreciación apareció desde el abandono de la paridad cambiaria, y su efecto positivo para las exportaciones agroindustriales. La posibilidad de producir barato y vender caro dio un nuevo impulso al sector vitivinícola.

Si bien, dicha política cambiaria ha generado en la Argentina un proceso de sustitución de importaciones (generando nuevos puestos de trabajo), debemos considerar que también ha beneficiado a los capitales foráneos arraigados en el país. Uno de los grandes negocios para los inversores extranjeros ha sido la compra de tierras aptas para el cultivo, en perjuicio de los productores locales, debido entre otras cosas a la falta de crédito barato (es necesario contar con un Banco Provincial), que en muchos casos se ven obligados a vender sus fincas por falta de financiamiento.

Por caso, en el Valle de Uco, una hectárea pelada apta para el cultivo de la vid no se consigue hoy por menos de U$S 5000, una cifra tres veces superior al valor que tenía hace cuatro años atrás.

“Los precios están volviendo al valor en dólares que tenían antes de la devaluación”, dice Carlos Caggiati, asesor de varios productores del Valle de Uco. La curva que grafica el precio de tierras muestra varios altibajos. En 1998, el valor de una hectárea en la zona rondaba los 5000 pesos-dólares. Luego, y ante la pérdida de rentabilidad en el sector vitivinícola, el valor de la tierra cayó abruptamente. La crisis de 2001 llevó a la cotización de las tierras a uno de sus niveles históricos más bajos.

A mediados de 2002, el valor de una hectárea en Mendoza para producir uva rondaba los U$S 1500, un año después valía el doble. Y hoy el mejor precio que se puede conseguir no baja de U$S 5000.

Por otro lado la oferta parece ser cada vez menor. “Prácticamente no quedan tierras por vender en los alrededores de La Consulta, una de las áreas más buscadas por los compradores”, explica Caggiati.

Para darse una idea de la magnitud del negocio y de la revalorización de estas tierras, el grupo francés Clos de los Siete, del que forma parte el enólogo galo Michel Roland, compró 850 hectáreas en 1998 a un valor cercano a los U$S 2000 la hectárea. Aunque por supuesto no están en venta, el ejercicio de cotizar esta tierra arrojaría una cifra que triplicaría fácilmente el valor que se pagó por ellas. La posibilidad de producir vinos en lugares turísticamente aprovechables, generó y lo sigue haciendo, el interés en varios inversores extranjeros. Y esto contribuye a sostener alto los precios de las tierras.

Pero el fuerte incremento en los precios de las tierras no ocurre solamente en Mendoza. Otras zonas del país como Salta, Neuquén y Río Negro, atraviesan una situación similar.

El interés de los extranjeros por comprar tierras argentinas para desarrollar proyectos vitivinícolas es sencillo de explicar. Un inversor estadounidense que comenzó el año recorriendo fincas en el Valle de Uco, sostiene que “aún con los precios actuales, Argentina sigue siendo por lejos, el lugar más barato del mundo para producir vinos de calidad”.

Para este inversor un valor entre U$S 8000 y U$S 10000 por una hectárea representa una buena oportunidad comparada con los precios que puede conseguir en California donde una hectárea ronda los U$S 50000. Los valores de la tierra en Francia no difieren de éstos últimos y tanto en Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda o Chile el valor de una hectárea es, más caro que en Argentina. 

“En zona de frontera tiene que ser más estricto el control, más cuando la zona está en las cuencas altas de los ríos, como sucede en Mendoza”. La sentencia es de Nelly Gray, doctora en Geografía y profesora en la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, sobre la limitación a la compra de tierras por parte de capitales extranjeros.

Sobre eso, recordó: “Las superficies que compraron los malayos y la de San Jorge se enclavan en zonas de frontera y en las cuencas altas de ríos. Esto se decidió sin una legislación de protección de las tierras frente a objetivos de capitales extranjeros”. Por tanto, considera positivo el actual proyecto enviado al Congreso por parte de la Presidenta Cristina Fernández, sobre la reglamentación de la compra de tierras por parte de extranjeros.

Los malayos son dueños de una extensión de 250 mil hectáreas en Malargüe. Se trata de la mitad del total de la superficie en manos extranjeras, según estimaciones oficiales.
De allí, la necesidad de poner límites a la compra de tierras por parte de capitales extranjeros. Como así también, de fomentar la producción del empresariado mendocino a los efectos de que éste, no desaparezca.

superficie Cultivada de Mendoza

Los datos del Censo Nacional Agropecuario del INDEC revelan que entre 2002 y 2008 cerraron 6.403 establecimientos agropecuarios en Mendoza. Esto representa una pérdida del 20,9% en la cantidad de unidades productivas que en la actualidad suman 24.237.

Sin embargo, el dato significativo que se desprende de este estudio  es que la Provincia ha tenido en el mismo período referenciado un crecimiento del 34,7% en su superficie cultivada, que a la fecha suma 8,64 millones de hectáreas.

Una expansión de la producción local que supera ampliamente a la media nacional (cerró en negativo) y deja a la provincia en el primer puesto del ranking de evolución de las hectáreas cultivadas entre 2002 y 2008.

Esto indica, al menos en Mendoza, que los pequeños y medianos agricultores han ido perdiendo sus establecimientos en estos últimos años mientras que los grandes inversores del sector han continuado su estrategia expansiva aumentando la superficie cultivada total.

Más superficie en menos cantidad de unidades productivas, muestra un proceso de concentración de la tierra, donde los pequeños agricultores dejaron sus parcelas en manos de emprendimientos de mayor escala, en su mayoría de capitales extranjeros.
Constitución Nacional del `94. Pérdida del federalismo 

La CN de 1994 y la Ley de Reforma del Estado atentaron contra el federalismo económico, al punto de que los gobernadores provinciales tienen que hacer peregrinaciones continuas a la Capital Federal, para mendigar la aprobación de subsidios o préstamos para salir del paso frente a los apremios frecuentes de sus administraciones.

Las Provincias carecen prácticamente de recursos propios, salvo la facultad de gravar algunos bienes imponibles. Pero el grueso de la recaudación impositiva se la lleva la Nación (I.V.A., Ganancias, Impuesto al Cheque, etc.). Y con ello desaparece el federalismo. El Estado nacional les “hace el favor” de coparticiparles una parte de sus propias riquezas.

Esto implica que las provincias se vean tentadas de explotar sus riquezas a “cualquier precio”, a los efectos de generar dividendos para poder sanear sus déficits. Ejemplo: la minería; en esta actividad el Estado provincial debe negociar en inferioridad de condiciones con empresas trasnacionales que vienen a saquear nuestras riquezas causando grandes daños a nuestro suelo.

Dos problemas centrales. Falta de Planificación

Mendoza aún posee dos grandes problemas irresueltos, que año a año generan cuantiosas pérdidas a los productores locales, por falta de una mirada estratégica de estoa asuntos.  
Uno de ellos es, la cuestión hídrica. Israel, país semidesértico ha logrado completar el sistema de riego por goteo para toda su producción agrícola. Sin embargo, en Mendoza, que posee enormes recursos, aún utilizamos el viejo método, como en tiempos del “Canal Zanjón” o “Río de la Ciudad” (actual canal Cacique Guaymallén).

Según el ingeniero José Morabito, responsable del Programa de Riego y Drenaje del Instituto Nacional del Agua (INA), la instalación de sistemas de riego presurizados (por goteo) avanza lentamente en las áreas cultivadas de la Provincia. Se estima que sólo el 15% de las hectáreas cultivadas utilizan este tipo de sistemas, tanto para ahorrar agua como para mejorar las producciones vitícolas, hortícolas y frutícolas. El porcentaje restante de estos cultivos continúa usando el riego a manto, por surcos.

La viticultura es la producción agrícola que tiene el más alto porcentaje de riego por goteo. Estos sistemas se utilizan para darle diferentes caracteres a la uva, con la que finalmente se utilizará para la elaboración del vino."El 90% de la superficie cultivada con riego presurizado corresponde a la vid, y el porcentaje restante al cultivo de hortalizas y frutales", indicó Morabito a Diario Uno. El tipo de cultivo determina el sistema de riego presurizado que se va a instalar, que puede ser por goteo, microaspersión y pivot central. La instalación y el mantenimiento tienen un costo de entre 2.000 y 5.000 dólares por hectárea. Mientras que un productor paga entre 200 y 300 pesos por hectárea por año de derecho a riego superficial. Morabito explicó que "el agua de riego por goteo es cinco o seis veces más cara que el agua superficial que se utiliza en el riego a manto, porque utiliza agua subterránea que se debe extraer mediante un sistema eléctrico”.

Otro tema importante son las inclemencias climáticas, más específicamente la lucha contra el granizo.
Desde hace años, después de cada “granizada” que termina con los sueños de cientos de pequeños y medianos productores de la Provincia, la discusión en épocas de tormenta gira y se agota sobre dos puntos: la efectividad de los aviones de lucha activa contra el granizo y la necesidad de que la producción sea protegida con malla antigranizo.

En relación con el segundo tema en discusión, también hace tiempo que se habla de la necesidad de que el Estado cuente con fabricación propia de malla antigranizo y que agilice los mecanismos para acercar este elemento de protección a todos los productores locales. Sin embargo, la falta de voluntad política da por tierra con lo que sería una cuestión estratégica.

En la actualidad, la superficie protegida por la malla es mínima si tenemos en cuenta que para acceder a la compra de esta tela los productores necesitan acudir a préstamos del Fondo para la Transformación y el Crecimiento y los números de esta entidad muestran que la superficie protegida desde el 2004 a la fecha sólo alcanza a 6.525 hectáreas, es decir a casi 3 por ciento.

Estos bajos índices se comprenden mejor si se analiza el costo que tiene proteger una superficie cultivada con malla. Cubrir una hectárea de vid con tela antigranizo ronda los 30.000 pesos y cubrir una hectárea de frutales y hortalizas cuesta 53.000 pesos. De este modo, si se piensa en un campo de grandes dimensiones, la inversión es verdaderamente importante y la desvalorización que en los últimos años han tenido los productos agrícolas hace que los pequeños y medianos empresarios no contemplen ni por asomo esta herramienta de protección.

Igualmente, otro número que no debe perderse de vista es el promedio de pérdidas por contingencia que maneja la Provincia, pues se estima que a raíz de granizo y heladas se pierden por año 20.000 hectáreas, es decir 8 por ciento de la totalidad de tierra cultivada.

Según los cálculos, a Mendoza le costaría 8 millones de dólares levantar una planta ensambladora de malla y sería ensambladora, porque los materiales de la malla, es decir su materia prima, sólo se fabrican en el exterior, aquí sólo se procede al hilado y el armado de la estructura. Ante lo cual, no sería descabellado pensar en una empresa mixta para mitigar el flagelo que año tras año sufren los productores mendocinos.



miércoles, 10 de agosto de 2011

El valor de la tierra en Mendoza



Extranjerización del suelo mendocino
El pasado 22 de mayo, un matutino local publicó la siguiente nota: Dudas sobre límite de venta de tierras a capitales extranjeros”. En la misma, algunos empresarios locales se muestran preocupados  por el proyecto enviado al Congreso de la Nación, por iniciativa del Ejecutivo nacional para limitar la adquisición de tierras por parte de extranjeros.
Recordemos que el proyecto de ley, establece un límite de 20% de las hectáreas cultivables totales del país a la posesión que puedan hacer personas físicas o jurídicas foráneas, estén o no afincadas en el país. Además de la creación de un Registro Único de Tierras Rurales (ver nota: “Cuestión de Soberanía”, número 25 de RIN). 
Zonceras de un empresario…
"Sin conocer el proyecto, supongo que cualquier propuesta debería alentar las inversiones", apuntó Miguel Ángel Vespa, presidente de Bodegas de Argentina. Debemos tener en cuenta que esta cámara empresaria nuclea en su mayoría a bodegas de capital extranjero.
El empresario, explicó que: “En el sector vitivinícola no se han cometido excesos en la compra de grandes superficies de tierra”. Y agregó, “Las inversiones extranjeras sumaron, y mucho, en el proceso de agregar valor a la vitivinicultura provincial y, por ende, al modo en que la industria principal se ha expandido al mundo”.
En este sentido, cree que las "prohibiciones no son buenas". Con lo cual, coincide con otro de los representantes del capital extranjero en la Argentina, el diputado macrista (PRO) Christian Gribaudo quien sostiene que “hay que defender la tierra pero sin descuidar la inversión extranjera”.  
Lo que no explica Vespa, es como algunos de los miembros de Bodegas de Argentina se han quedado con inmensas superficies de tierra, como así también de bodegas pertenecientes a empresarios mendocinos, lo cual ha provocado una extranjerización cada vez mayor del sector vitivinícola en la Provincia.
Debemos agregar, que Miguel Ángel Vespa es uno de los impulsores de la “reconversión” vitivinícola (reemplazar unas variedades de uvas por otras, a los efectos de amoldar la producción local al paladar de los consumidores de EE.UU. y Europa, a la sazón principales mercados de vinos mendocinos), lo cual ha provocado que muchos pequeños y medianos productores vean disminuidas sus ganancias al no poder (por falta de financiamiento) amoldarse a esta, vale decir, que están fuera del mercado.
 
El precio de la tierra
El valor de las tierras aptas para el cultivo en Mendoza viene creciendo en los últimos años. A primera vista, el enorme potencial que muestra el negocio del vino en Argentina es la principal causa de este repunte. Por otro lado, el origen de esta brusca apreciación apareció desde el abandono de la paridad cambiaria (tipo de cambio rígido 1 a 1), y su efecto positivo para las exportaciones agroindustriales. La posibilidad de producir barato y vender caro dio un nuevo impulso al sector.
El problema es que esto se ha transformado en un gran negocio para los inversores extranjeros, en perjuicio de los productores locales, debido entre otras cosas a la falta de crédito barato (es necesario contar con un Banco Provincial), que en muchos casos se ven obligados a vender sus fincas por falta de financiamiento.
Por caso, en el Valle de Uco, una hectárea apta para el cultivo de la vid no se consigue hoy por menos de U$S 5000. 
Carlos Caggiati, asesor de varios productores del Valle de Uco, sostiene que: “La curva que grafica el precio de tierras, muestra varios altibajos. En 1998, el valor de una hectárea en la zona rondaba los 5000 pesos. Luego, y ante la pérdida de rentabilidad en el sector vitivinícola, el valor de la tierra cayó abruptamente. La crisis de 2001 llevó a la cotización de las tierras a uno de sus niveles históricos más bajos”.

A mediado de 2002, el valor de una hectárea en Mendoza para producir uva rondaba los U$S 1500, un año después valía el doble. Y hoy el mejor precio que se puede conseguir no baja de U$S 5000. 
Así como en el Valle de Uco, esta situación se da en los principales oasis productivos de la Provincia.
Para darse una idea de la magnitud del negocio y de la revalorización de estas tierras, el grupo francés Clos de los Siete, del que forma parte el enólogo galo Michel Roland, compró 850 hectáreas en 1998 a un valor cercano a los U$S 2000 la hectárea. Aunque no están en venta, el ejercicio de cotizar esta tierra arrojaría una cifra que triplicaría fácilmente el valor que se pagó por ellas. La posibilidad de producir vinos en lugares turísticamente aprovechables, generó y lo sigue haciendo, el interés en varios inversores extranjeros. Y esto contribuye a sostener alto los precios de las tierras, y una cada vez mayor extranjerización. 
La consecuencia directa de esta revalorización de la tierra, es que cada vez sea más difícil acceder a la misma.
La necesidad de poner límites, una cuestión de soberanía

“En zona de frontera tiene que ser más estricto el control, más cuando la zona está en las cuencas altas de los ríos, como sucede en Mendoza”. La sentencia es de Nelly Gray, doctora en Geografía y profesora en la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, sobre la limitación a la compra de tierras por parte de capitales extranjeros.
Respecto a esto, recordó: “Las superficies que compraron los malayos (250 mil hectáreas en Malargüe. Se trata de la mitad del total de la superficie en manos extranjeras, según estimaciones oficiales) y la de San Jorge se enclavan en zonas de frontera y en las cuencas altas de ríos. Esto se decidió sin una legislación de protección de las tierras frente a objetivos de capitales extranjeros”. Por ello, se manifiesta a favor del proyecto enviado por el Ejecutivo Nacional al Congreso.
De allí, la necesidad de poner límites a la compra de tierras por parte de capitales extranjeros. Como así también, de fomentar la producción del empresariado mendocino a los efectos de que éste, no desaparezca.
  
 Hernan Ramón

www.rinacional.com.ar


Mendoza sin Promoción Industrial. Argentina sin Plan Estratégico Industrial



El debate político instalado en las últimas semanas sobre la Promoción Industrial en nuestra Provincia, recalentado por el clima electoral, que beneficia a las provincias vecinas y del que tanto se ha hablado, debe ser tratado desde una óptica más abarcativa más allá de los roces que pueda generar entre la dirigencia política de las provincias centro del país . El tema debe enmarcarse en un modelo de desarrollo económico y social endógeno que consolide el desarrollo de la industria en la Argentina. Buscamos desde esta columna dar a luz algunas reflexiones, a los efectos de contribuir a la discusión de un tema vigente en la región desde hace al menos 30 años.

La firma del decreto 699/2010 que prorroga el Régimen de Promoción Industrial por quince años más para las provincias vecinas, ha generado implicancias políticas significativas, desde el punto de vista político, económico, social y jurídico. Un poco de historia.

Régimen de Promoción Industrial   

Legislativamente, la promoción industrial se inicia el 27 de julio de 1977 cuando se aprueba Ley N° 21.608. La misma tuvo por objeto promover la expansión de la capacidad industrial del país, fortaleciendo la participación de la empresa privada en este proceso. Incluía un paquete de beneficios referidos a exención, reducción, suspensión o diferimiento de impuestos, amortización acelerada de activos fijos, privilegios o contracciones de derechos de importación y eventuales regulaciones cuantitativas temporarias a las importaciones. Asimismo, permitió eliminar cualquier diferencia existente entre las empresas nacionales y extranjeras, confiriendo a ambas igual derecho a la promoción (artículo 6°).
En 1979 (durante la última dictadura cívico-militar de Martinez de Hoz y Videla), esta ley se amplía a través del otorgamiento de subsidios para la radicación de actividades en la provincia de La Rioja, incluyendo posteriormente a San Luis, Catamarca y San Juan. Esta normativa tuvo como objetivo tratar de desplazar las actividades de los polos industriales tradicionales (léase Buenos Aires, Rosario y Córdoba) hacia nuevas zonas.
Existe un vicio de origen en dicha medida, consistente en beneficiar las apetencias de la renta oligárquica que se había diversificado a partir de la década del ´30 y que buscaba nuevos horizontes.

Debemos tener en cuenta, que dicha medida se da en el marco de un modelo económico rentístico-financiero donde se deja de lado la producción (característico del modelo de sustitución de importaciones de la década peronista, con predominio del capital nacional, o extranjero en la experiencia frondizista) para darle paso a la especulación.  De esta manera mientras una parte de la renta oligárquica se afincaba en algunas regiones del país “promocionadas” para instalar emprendimientos (en algunos casos fraudulentos), otra parte era destinada a la renta financiera para luego fugarla al exterior. Todo ello a costa del Estado.

Con el retorno a la democracia en el ´83, tanto el Gobierno del Dr. Raúl Alfonsín como luego el del Dr. Menem, se limitaron a ampliar dicho beneficio que solo se vio interrumpido por un breve lapso de tiempo, producto de la crisis hiperinflacionaria del ´89. Un dato a  destacar es que en 1996 el entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo además de prorrogar el régimen de Promoción Industrial por quince años a las provincias ya mencionadas, lo sacó de la órbita de la Secretaría de Industria de la Nación para pasárselo a los gobernadores. Todo esto, luego de haber realizado los planes de ajuste coyunturales y estructurales en sintonía con el Consenso de Washington, avalados por el FMI.    

Mendoza y la Promoción Industrial

Dicho régimen ha generado rispideces en el ámbito regional, que más de una vez derivó en presentaciones judiciales. Tal es el caso del Gobierno de Arturo Lafalla contra la Nación, o la presentación judicial que elaboró el actual Ejecutivo provincial a la Corte Suprema de Justicia de la Nación motivada por la actual prorroga de beneficios para las provincias vecinas. Una vez más, el problema se empantana en sede judicial.
Comparemos los resultados de este régimen para las provincias que lo poseen y el caso de Mendoza.

El efecto sobre la producción de las cuatro provincias surge del Censo Económico de los años 1973, 1984 y 1993. Se observa un crecimiento en el valor de la producción de la región promovida del 663%, liderado por San Luis con un 2.579% y seguido por Catamarca con un 1.003% y La Rioja con un 991%. San Juan fue la provincia que mostró el menor crecimiento en términos de producción fabril, con un aumento del 126%. Cabe destacar que en este mismo período, la producción industrial nacional aumentó tan sólo un 61%. Esta importante diferencia en la evolución de la región respecto a la nación es atribuible al régimen de promoción.

En tanto, para la provincia de Mendoza los efectos fueron perjudiciales. No sólo por la relocalización de plantas fabriles que emigraron de la provincia en busca de beneficios impositivos (se calcula en $635 millones anuales), sino que también se observa una relocalización de actividades agrícolas, de un valor de producción de $90 millones anuales. Los sectores más perjudicados fueron la industria alimenticia, del vidrio, química, metalúrgica y maquinaria y equipo.

En cuanto al impacto fiscal, el costo estimado en términos de recaudación alcanza un valor actual neto de $1.800 millones, por menor transferencia de recursos coparticipados desde la Nación y por menor recaudación propia.

La necesidad de un Plan Estratégico Industrial

Si bien el efecto de los beneficios impositivos sobre la producción de las cuatro provincias fue sumamente positivo, como contrapartida, el régimen tiene también costos.

Dado que la promoción consiste en disminuir la carga impositiva de los proyectos beneficiados, la contrapartida directa es una menor recaudación impositiva. Es decir que a lo largo del tiempo en el que se aplicó la promoción, el Estado Nacional ha dejado de recaudar un monto cuyo valor actual neto equivale al 21% de la deuda externa argentina o el 11,3% de su PBI.

Podríamos afirmar que, la existencia de este Régimen de Promoción Industrial encuentra su principal causa (a falta de pan, buenas son las tortas) en la ausencia de un Plan Estratégico Industrial, fundamental para la erradicación de los índices de desocupación que aún persisten en la Argentina a pesar del crecimiento económico de los últimos años.

Por caso, en la provincia de Mendoza a pesar de no tener régimen de promoción, y de que muchos emprendimientos hallan emigrado, ha habido un crecimiento económico considerable. Un dato, es que en el 2001 la metalmecánica empleaba en nuestra provincia a 3.000 operarios, en la actualidad dicha rama de la industria posee 7.000 operarios. Mendoza es un reflejo de lo que pasa a nivel nacional, donde desde el 2003 ha habido una fuerte reindustrialización acompañada por la recuperación del empleo. La pregunta es: ¿Qué sucedería si existiese un Plan Estratégico Industrial que consolide un modelo de desarrollo económico y social endógeno, con aprovechamiento de sus cuantiosos recursos naturales (que preserve el medio ambiente) y de sus fuerzas productivas?.  

Dicho Plan es exigible a este gobierno por el camino seguido desde el 2003 a la fecha, y por la necesidad de profundizar las medidas hasta aquí tomadas. A los efectos, de generar un crecimiento armónico en todas las provincias del país.

HERNÁN RAMÓN