martes, 30 de octubre de 2012

FUERZAS DE SEGURIDAD Y PROYECTO NACIONAL


A raíz de los últimos acontecimientos, las protestas de efectivos de Prefectura y Gendarmería acompañados por la marina y la PF, entendemos que el problema va más allá de un justo reclamo, es necesario replantear un asunto fundamental para el desarrollo histórico de los países semi-coloniales, como lo es el papel que deben ocupar tanto el ejército como las fuerzas de seguridad.




Ante esto no es ocioso recordar que “El Ejército argentino está presente a lo largo de ciento cincuenta años de vida independiente. Está presente para bien y para mal, al servicio del país y en contra de el, ha sido mitrista y montonero, porteño y nacional, artiguista y antiartiguista (Ramírez y López), roquista y portuario, yrigoyenista y antiyrigoyenista, peronista y antiperonista, librecambista y proteccionista, aliado al pueblo y convertido en policía militar, defensor del Puerto y constructor de la unidad del Estado, exterminador de gauchos y conquistador del Desierto” – el resaltado es nuestro- (1).

Dependiendo siempre de las clases sociales que ocupen el Estado, será el destino histórico que se le asignará al ejército. Después de todo, como decía Lenin, el Estado es burocracia y ejército. Es decir que su papel puede ser reprimir -como lo hace actualmente en España a la población que protesta contra el ajuste-, actuando como brazo armado de los intereses concentrados, o como defensor de las mayorías y colaborador de la realización de la patria común suramericana.

Esta distinción ha permanecido ausente de la discusión en la Argentina desde 1983 en adelante. El papel deshonroso jugado por los Videla, Massera y compañía colaboraron con el desprestigio de nuestras fuerzas. Sin embargo, debemos recordar que del  ejército argentino formaron parte Mosconi, Perón, Savio, entre otros.

Desde hace años se viene aplicando a nuestros uniformados la consigna de “profesionalizarlos”, dejándolos ajenos a todo aquello que tienda a politizar a los mismos, soslayando el papel decisivo que estos debieren cumplir para el desarrollo de nuestro país. Por el contrario, por ejemplo, en Bolivia la recuperación de los recursos naturales para todos los bolivianos fue llevada a cabo por Evo Morales a través del ejército.

Para ciertos sectores políticos en la Argentina, liberales y socialdemócratas por igual, las FF AA y de seguridad no sirven más que para controles aduaneros. A esto le llaman (tomado de Europa) un ejército profesional. “La tradición “socialista” que llegó a nuestros países (…) procedía de los santones de la socialdemocracia alemana, inglesa o francesa (…) Para estos “maestros” el antimilitarismo servía en los días feriados. En caso de guerra, se volvían socialpatriotas” (2).

Es así que, no obstante despreciar todo lo que lleve uniforme, cuando se trata de “salvar a la patria” no dudan en ir a golpear la puerta de los cuarteles buscando algún salvador que derroque al que consideran “dictador” de turno. Casos como estos podemos observar a lo largo de nuestra historia, por ejemplo en aquellos partidos políticos que integraron la Junta Consultiva de Aramburu y Rojas en el ´55.

El mismo criterio vale para Prefectura y Gendarmería. Estas fuerzas vienen desarrollando tareas de protección de fronteras y aguas marítimas y fluviales; sin embargo ante la proliferación del delito se hizo necesario abocarlas a la tarea de luchar contra el mismo.

Estas fuerzas que ejecutan el monopolio de la fuerza del Estado deben ser incluidas, por parte del gobierno Nacional, en una política de seguridad interna amplia y donde los uniformados-asalariados gocen de una remuneración adecuada a sus deberes (suba salarial, alguna forma de agremiación, beneficios sociales y provisionales acordes con sus función, etc.). Es decir, que se debe ejecutar una política conforme a las necesidades actuales en cada una de las fuerzas. Teniendo presente la prevalencia indiscutible del poder del Estado y la autoridad de los funcionarios elegidos popularmente conforme al orden constitucional.

En cuanto a las FF AA que tienen una función fronteras afuera, deben estar orientadas a la integración regional y latinoamericana, en pos de la defensa de la misma.

Para el gobierno nacional se hace necesario en las situaciones actuales -donde debemos recuperar los derechos que aún nos faltan y defender nuestros recursos frente al pillaje de los países centrales hoy en quiebra-, poner todo el Estado al servicio del desarrollo que ha obtenido la Argentina en los últimos 10 años y seguir profundizando en el camino ya trazado, en pos de una patria justa, libre y soberana. Cuando decimos todo el Estado, no debemos olvidar una parte importante del mismo, el ejército y las fuerzas de seguridad.


Notas:
(1) RAMOS, Jorge Abelardo, El Ejército y la revolución Nacionalhttp://www.abelardoramos.com.ar
(2) Ibíd.



Hernán Ramón


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