domingo, 12 de mayo de 2013

¿Quiénes controlan el mercado mundial de bienes?



Tan sólo una decena de empresas multinacionales lo manejan. Detrás de las góndolas existe un mismo productor para varios productos o marcas, basta con ver el fabricante en la letra chica y no será difícil atar cabos. Cualquier vecino de barrio con el sólo hecho de recorrer el supermercado detenidamente podría hacer un consistente estudio de campo, sin dejar de asombrarse, y caer en la cuenta de que quienes llenan las góndolas son un puñado de empresas.




El asunto se torna un poco más complicado, si avanzamos en la investigación, al ver que en realidad de lo que estamos hablando es de oligopolios mundiales. Es decir, que el mercado se encuentra dominado por un pequeño número de oferentes. Esto les permite distribuirse el mercado mundial y, a la vez, evitar que otros ingresen en el mismo.

Además dado que hay pocos participantes en este tipo de mercado, cada oligopolista se encuentra al tanto de las acciones de los otros. Las decisiones de un empresario, de esta forma, afectan las decisiones del resto. Los oligopolistas aprovechan su posición de privilegio para generar precios más altos y menor producción. Este tipo de empresas colaboran entre sí, a fin de mantener dicho poder y evitar la competencia.

Tal como sostiene Patrick Woodall, director de Investigación de Food & Water Watch,

“Los supermercados modernos ofrecen una poderosa ilusión de elección: infinitas marcas controladas por muy pocas y grandes empresas”.

Estas empresas, a su vez, dado su control sobre el mercado poseen la capacidad de formar gustos, modas, estilos de vida, costumbres, hábitos, que les son impuestas a los ciudadanos del mundo entero.

“Los monopolios ya no son un problema. Ahora la necesidad de acaparar el mercado toma una nueva forma: el oligopolio, que se está convirtiendo en la regla en un creciente número de industrias”, señala el periodista Steve Hannaford, autor del libro Market domination.

Sólo diez empresas, P&G, Unilever, Nestlé, Kraft, Johnson & Johnson, General Mills, Coca-Cola, Kellogg’s, Mars y PepsiCo, están detrás de miles de productos de consumo masivo en todo el planeta.

• Procter & Gamble (P&G): La estadounidense actualmente maneja el detergente Ariel, las pilas Duracell, las cuchillas de afeitar Gillette, el champú Pantene y el maquillaje de Max Factor. Factura casi 84.000 millones de dólares anualmente.

• Unilever: la anglo-holandesa posee una gran variedad de productos de distinto tipo y uso, más de 400 marcas y 2.000 millones de clientes en todo el planeta sólo por mencionar, controla las sopas Knörr, el desodorante Axe, los helados Frigor y la crema Pond’s. Esta multinacional factura 51.300 millones de euros anuales.

• Coca-Cola Company: no solo da nombre a la bebida refrescante que dio origen a Papa Noel (¡!), sino que, además, atesora más de quinientas marcas, entre ellas las bebidas Sprite, Fanta y Powerade.

• PepsiCo: es dueña de Doritos, las papas fritas Lay’s y los jugos Tropicana.

• Kellogg’s: la compañía con sede en Battle Creek (Michigan), es dueña de los cereals Zucaritas, entre otros, que se comen para desayunar en miles de hogares.

• Nestlé: Nescafé y los helados Nestlé pertenecen a la misma casa. Al igual que los platos preparados de Maggi, los helados de Häagen-Dazs, la pasta de Buitoni, la fabada Litoral y la comida para animales Purina. La multinacional suiza es, a su vez, uno de los accionistas de referencia de la firma de cosmética L’Oréal.

“Solo cinco empresas, Kellogg’s, General Mills, Cereal Partners Worldwide –una joint venture entre Nestlé y General Mills–, Quaker (PepsiCo) y Ralcorp, controlan el 65% del segmento de cereales. La todopoderosa Coca-Cola tiene ella sola un 26% de la cuota global. Y entre P&G, L’Oréal (participada por Nestlé), Unilever, Colgate-Palmolive y Avon suman el 36% del negocio mundial de belleza y cuidado personal” (1).

Por el lado de los traficantes de granos, tal como les llamara en su libro Dan Morgan, Cargill, ADM, Bunge y Louis Dreyfous a pesar de que estas empresas no hacen anuncios en televisión ni promociones en el supermercado, “por sus manos pasan el 90% de los cereales, el café, el cacao y la soja del mundo. Son commodities traders. Solo las dimensiones de Cargill, la mayor compañía agrícola de Estados Unidos, impresionan: factura 133.900 millones de dólares, es el segundo productor de vacuno del país, una de las mayores compañías de cacao del mundo, vende fertilizantes y posee empresas dedicadas a convertir el maíz en biocarburantes, en alimentos para personas y en piensos” (2).

Por su parte, DuPont, Syngenta y Limagrain manejan el 29% del mercado global de semillas. Mientras que Monsanto controla casi exclusivamente la producción y manejo de las semillas transgénicas en el mundo, a demás de ser una de las principales productoras de herbicidas.

El problema central radica, como decíamos, en el carácter oligopólico de estas multinacionales. Al estar dominado el mercado, los negocios son llevado adelante por estas evitando cualquier tipo de nueva competencia. Estas empresas distorsionan y dominan el mercado imponiendo su voluntad (y sus precios) en todo el mundo.

Ni siquiera la recesión económica, producto de la crisis rentístico-financiera, ha frenado este proceso. Las ganancias anuales de estas compañías no tienen precedentes salvo en otro sector oligopolizado como es el de hidrocarburos.

Tal como decía Scalabrini Ortiz, “La riqueza en tanto capacidad de acción, poder, independencia, voluntad y aún espíritu, no es riqueza de estas tierras. Es riqueza particular de los capitalistas extranjeros, así como el valor económico, político o social de las cosechas son del propietario y no del peón que las sembró, cuidó y cosechó”.

(1) http://www.laeconomiaonline.com/
(2) Ibíd.


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