lunes, 26 de marzo de 2012

EL SALVADOR: DE LA UNIÓN CENTROAMERICANA A LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

Guerra Civil, con presencia de la CIA

Las provincias de Centroamérica nacen a la vida independiente el 15 de septiembre de 1821, fecha en la que se emancipan del yugo español. A pesar de un nacimiento común, esta unidad geográfica no tardaría en resquebrajarse, producto de los intereses separatistas de las oligarquías regionales y de las influencias de la diplomacia yanqui.

Si bien Guatemala ejercía un poder centralizador, las oligarquías portuarias que anhelaban comerciar libremente con los países coloniales impedían la concreción de una unión centroamericana, ante lo cual el poder se tornaba constantemente inestable. Ni siquiera esta concesión le cedían los separatistas a don Simón Bolívar, quien había luchado por la unión de toda América Latina, incluyendo obviamente a estas pequeñas provincias.

Guatemala, y por su intermedio el resto de las provincias, fue invitada por Agustín de Urtubide a formar parte del Imperio Mexicano. La anexión se llevó a cabo en 1822. Ante este hecho, hubo quienes se sublevaron negándose a ser parte del poder de Urtubide, como las milicias en San Salvador, pero que prontamente fueron reprimidos por la guardia del Imperio. No obstante en 1823 es destronado Urtubide, y las provincias se declaran nuevamente independientes. Rara ironía de la historia… el Imperio Mexicano que había intentado controlar bajo su dominio las regiones centroamericanas, seria años más tarde despojado de gran parte de su territorio por su vecino del norte.

De esta manera proclamaban la independencia de España, México y de cualquier otra potencia extranjera. A la vez se constituía una federación cuya presidencia estaría en manos de José Arce. Arce buscaría vincular estas tierras a los Estados Unidos y luego enfrentaría a la expresión del ideal bolivariano y de la Federación Centroamericana, Francisco de Morazán.

En 1841 El Salvador se constituía en país independiente. Para este entonces Bolívar y Morazán habían muerto y con ellos la idea de unificación. Sobre las ruinas de la Federación Centroamericana se levantaban con soberbia las nuevas repúblicas, al igual que en el resto de todo el continente.

De cafetaleros, vicepresidentes y gobiernos militares
Durante el periodo pos-independentista, la oligarquía denominada “cafetalera” se fue apropiando de las tierras productivas del país y concentrando las riquezas del mismo. La economía basada en la producción de café se encontraba monopolizada por unas cuantas familias que, a su vez, controlaban el comercio exterior, los bancos, las empresas de servicios públicos y el gobierno, en connivencia con los intereses extranjeros.

La caída del precio del café producto de la crisis del 29, motivo el reclamo por parte de los campesinos, que previamente habían sido despojados de sus tierras, y de las capas más postergadas de la población producto de las condiciones infrahumana en las que vivían.

Hacia los años 30 era necesario frenar a las clases bajas sublevadas y para ello era primordial gobernar con mano dura. En 1931 comienza el periodo de dictaduras cívico-militares en El Salvador que se prolongara hasta principios de los 80.

Pareciera ser que no por capricho de la historia pasan las cosas… Los años treinta estuvieron marcados, en América Latina, por los golpes militares. A las ves que, se produce el posicionamiento de los Estados Unidos como potencia a nivel mundial. El golpe de Estado en El Salvador se da en sintonía con otros en el continente. En la Argentina el Dr. Yrigoyen era depuesto por el General Uriburu. Sabido es que el vicepresidente de Don Hipólito conspiró a favor de los golpistas. En El Salvador fue el propio vicepresidente quien tomó el poder después de haber derrocado el gobierno al que pertenecía. Da la casualidad que los dos vicepresidentes en cuestión eran de apellido Martínez.

La “Guerra del Fútbol”
En 1969 Honduras y El Salvador debían enfrentarse en las eliminatorias para el mundial de México 1970. Sin embargo ambos países trasladaron sus conflictos fuera de la cancha y tiempo después entraron en guerra.

La mal llamada “Guerra del Fútbol” no fue producto de una disputa deportiva, tal como muchos suponen. Por el contrario, se debió a intereses oligárquicos concretos.

Unos 300.000 salvadoreños se encontraron en la necesidad de emigrar a Honduras en busca de trabajo, debido a la caída del precio del café en el mercado internacional.“La emigración salvadoreña se debió a dos factores: el económico y la represión oligárquica. El gran traslado comenzó con la crisis mundial de 1929. Cuando la demanda de café en el mundo disminuyó, así lo hizo la exportación del grano, y por tanto la mano de obra necesitada disminuyó mucho. Como las tierras estaban en pocas manos, los salvadoreños vieron en la emigración la única solución para no morir de hambre”. (1)

A medida de que se fue tensando la relación entre ambos países, el gobierno hondureño comenzó a deportar a los trabajadores de El Salvador, los cuales eran un peligro “social” para el gobierno salvadoreño. “El Salvador fue quien inició la guerra, prefirió el conflicto bélico antes que aceptar de nuevo a esas 300.000 personas, porque se hubiera generado una crisis interna en El Salvador que habría podido sumir en la catástrofe a la oligarquía salvadoreña”. (2)

La guerra duró tan sólo 100 horas, el 18 de julio se declaró un alto el fuego negociado a través de la Organización Estados Americanos. Tras fuertes presiones de la OEA las tropas salvadoreñas se retiraron a principios de agosto. Los resultados de la guerra fueron más de 2.000 muertos. Otra consecuencia del conflicto fue el reforzamiento de las dictaduras militares de ambos países. (3)

Los EE. UU., el Mercado Común Centroamericano y la OEA
Hacia 1961 El Salvador había suscripto el Tratado General de Integración Económica Centroamericano, el cual da origen al Mercado Común Centroamericano. El mismo era impulsado por el gobierno norteamericano a los efectos de que las empresas yanquis monopolizaran el comercio de la región y explotar la renta de dichos países.

“Primero hay que explicar cómo servía la creación del Mercado Común Centroamericano a los intereses estadounidenses. Políticamente, los estadounidenses aparentaron dejar las decisiones económicas en manos de las oligarquías nacionales. Además, con esto trataban de retardar el crecimiento de los movimientos de liberación que se vigorizaban en todo el istmo y unir a las fuerzas reaccionarias contra el «peligro» comunista. Económicamente hablando, la unión de varios pequeños mercados permite a los monopolios montar fábricas que producen en toda una zona, sin que los productos tengan que pagar aduana”.

“Los gobiernos centroamericanos daban demasiadas facilidades a las inversiones extranjeras con tal de que trajeran industria y «progreso». Pero en realidad, lo único que hacían esas empresas era extraer riquezas, sin pagar impuestos, y sin recontribuir en la economía de los países huéspedes. Las empresas nacionales fueron incapaces de competir con las empresas extranjeras, que eran modernas y estaban bien equipadas y que, además, contaban con millones de dólares de respaldo. Además, el empleo de asalariados fue muy limitado, debido a la moderna tecnología de las empresas extranjeras”. (4)

De esta manera, vemos como los recursos de Centroamérica eran saqueados por las empresas imperialistas. Y aquí, que se encuentra también el verdadero origen de la guerra entre dos países hermanos, llevada a cabo a expensas de los hondureños y salvadoreños por parte de las oligarquías de ambos países, puesto que privilegiaban a las empresas yanquis mientras sometían al hambre y el destierro a la población.

La OEA se mostró como un organismo negociador de la paz y trato de hacer ver que el conflicto fue producto de una explosión demográfica, durante la guerra entre Honduras y El Salvador. Es decir, que legitimó a los gobiernos de facto a costa de no comprometer los intereses que tenían las empresas con estos gobiernos. Con lo cual queda demostrado que la OEA sirvió y sirve como un instrumento al servicio de las relaciones internacionales de los EE. UU. Sobrados son los casos en los que dicho organismo a actuado conforme a los intereses de la Casa Blanca, tal como la expulsión de Cuba en el 69.

“La OEA resultó ser un instrumento idóneo cuando se trata de legalizar un ataque de Estados Unidos a la soberanía de nuestros países, pero totalmente ineficaz si el problema a solucionar es provocado por intereses económicos”. (5)

Del FMLN al ajuste estructural
En los años 70 la seguidilla de fraudes electorales y la delicada situación económica determinó que se sucedieran diversas protestas y huelgas en El Salvador. Lo cual sirvió de caldo de cultivo para que muchos vieran como única salida, para derrocar a los gobiernos fraudulentos, la revolución armada. Así nació el Frente FarabundoMartí para la Liberación Nacional (FMLN).

Esto desencadenó un largo enfrentamiento entre las organizaciones guerrilleras y los gobiernos de entonces que no dudaban, estos últimos, en instaurar en el país los ajustes estructurales dictados por el Consenso de Washington.

El Estado genocida yanqui, que ha intervenido directamente en más de 70 países desde 1945, no permaneció ajeno al conflicto armado. “En 1980 los opositores tomaron las armas y se inició la guerra civil. Oficialmente, la presencia de las fuerzas militares de Estados Unidos se limitaba a actividades de capacitación, pero en realidad los militares y el personal de la CIA jugaron un papel mucho más importante. Alrededor de 20 norteamericanos murieron o fueron heridos en accidentes de avión o helicóptero mientras sobrevolaban las áreas de combate en misiones de reconocimiento y hay muchas otras evidencias sobre la intervención de las fuerzas norteamericanas directamente en el campo de batalla”. (6)

La guerra civil llegaría a su fin casi dos décadas después (92) por medio de las negociaciones de paz. Lo cierto es que a pesar del cese de fuego, la política interna la siguió dictando Estados Unidos y, al igual que en la Argentina se recurrió a la privatización y el endeudamiento para “salir” de la crisis. Los resultados ya los conocemos.

Hoy podemos decir que El Salvador, a pesar de ser un país semicolonial y que aún tiene deudas pendientes, esta retornando a donde dejó en algún momento: la unión con sus hermanos de continente. Lo demuestra el hecho de pertenecer a la CELAC cuyo origen histórico fue justamente el ideario de Bolívar.


Bregamos por una Latinoamérica democráticamente unida, independiente cultural y económicamente y solidaria entre pueblos y países. Por eso confiamos en las palabras de Francisco de Morazán: “LA POSTERIDAD NOS HARA JUSTICIA”.


NOTAS
(1) Eddy E. Jiménez: La guerra no fue de fútbol
(2) Ibid
(4) Eddy E. Jiménez: La guerra no fue de fútbol
(5) Ibid
(6) William Blum: Breve historia de las intervenciones de Estados Unidos desde 1945




Hernán Ramón

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