martes, 4 de junio de 2013

Antigua y Barbuda: poder colonial y paraísos financieros

Por: Hernán Ramón



Esta es una nota de una serie de documentos y trabajos que estamos dispuestos a presentarle al lector con el correr de los días, sobre la importancia de la CELAC.

Pretendemos desde aquí, poner sobre el tapete aquellas tradiciones político-socio-históricas que nos unen con el resto del continente y resaltar la importancia de este organismo que excluye al principal opresor de estos pueblos libres, EE.UU. Y exponer una serie de notas referidas a cada país integrante del mismo.

“Somos un país porque fracasamos en integrar una Nación” decía Ramos, quizás la historia 200 años después nos de revancha.


De la OEA a la CELAC, los resabios del viejo colonialismo

“Se supone que la OEA sea una organización panamericana. Un país cualquiera de Europa, África, Asia o de Oceanía, no podría pertenecer a la OEA por poseer una colonia, como Francia en Guadalupe; o los Países Bajos, en Curazao. Pero el colonialismo británico no podía definir el status de Canadá, y explicar si era una colonia, una república, o un reino (…) El Jefe de Estado en Canadá es la Reina de Inglaterra Isabel II, aunque esta deposite sus facultades en un Gobernador General designado por ella. De ese modo cabe preguntar si el Reino Unido es también parte de la OEA” (1).

En la actualidad existen 16 enclaves coloniales, 11 de los cuales “pertenecen” al Reino Unido, entre los que se encuentra nuestras Islas Malvinas. Estos territorios “no autónomos”, tal como los describe la ONU, ocupan la agenda de discusión actualmente del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, creado para resolver los casos de estos “países sin gobierno propio”, como los define el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas de 1946.

Dentro de estos 11 Territorios de Ultramar, pertenecientes a la corona británica, se encuentran algunas islas como es el caso de Anguila, Bermudas o Islas Turcas y Caicos, las cuales les fueron arrebatadas a países de la América Central para mantener cierta influencia estratégica en nuestro continente. El colonialismo en pleno siglo XXI sigue vigente y conforma no solo una agresión para nuestros países que se ven privados de sus territorios sino también una amenaza latente en la puerta de nuestra casa.

Hoy en día en decadencia, crisis rentístico financiera de por medio, Inglaterra se aferra a estas desdichadas colonias para sacar provecho de sus recursos (es el caso del petróleo malvinense), para evitar una caída estrepitosa. Tan irónico se muestra a veces el destino, incluso con visos de justicia en ocasiones, que la pérfida Albión mira con soberbia sus colonias mientras en Escocia se plantean su autonomía respecto de Inglaterra, quizás crisis o descomposición, serían términos no desatinados para calificar el clima de fin de época que atraviesan los países centrales en la actualidad.

“En 1985 la noticia del arresto de Norman Saunders, primer ministro de las Islas Turcas y Caicos y su ministro de Desarrollo, Stafford Missick, generó fuertes repercusiones en el Reino Unido. En Miami se lo acusó de recibir 30.000 dólares de agentes encubiertos estadounidenses para que las islas se convirtieran en lugar de tránsito de los aviones que transportaban cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos (…) el principal atractivo de las Islas Turcas y Caicos es el extremadamente permisivo sistema tributario, que las convirtieron en una de las sedes favoritas de decenas de miles de empresas offshore (…) el Reino Unido dictó una resolución que suspendió la participación de los isleños en el gobierno de la colonia y trasladó todo el poder al gobernador elegido por la reina. Esta actitud provocó la preocupación de los países agrupados en la Comunidad del Caribe (…) Algo muy parecido es lo que pasa hoy en las Islas Caimán, otro enclave colonial británico que está en la cima del listado de paraísos fiscales junto con Suiza y Luxemburgo (…) A la lista de enclaves coloniales del Reino Unido considerados como paraísos fiscales, se le suman Anguila, Bermudas, Gibraltar, las Islas Vírgenes Británicas y Montserrat” (2). Estos enclaves coloniales han sido convertidos en paraísos fiscales o, cuando no, en tierra de narcotraficantes. Lo cual aporta importantes sumas de dinero al tesoro ingles.

Mientras esto sucede, la CELAC encuentra especial resistencia por este sistema colonial vigente pro-británico y pro yanqui anclado en nuestro continente. Los contrarrevolucionarios encuentran patria en nuestro propio suelo donde aún flamea la bandera extranjera. La unión de nuestros Estados los pone nerviosos, saben que eso les impediría seguir sacando tajadas de nuestras riquezas. Más aún, observando con rabia que la CELAC no es una nueva OEA, sino un conjunto de países hermanos que comienzan a transitar libremente, dejando a fuera a sus principales victimarios (EE UU – Reino Unido).

Antigua y Barbuda ejemplo de la democracia inglesa

El refinado Primer Ministro, David Cameron, realizó hace algunos meses (10/03) un referéndum en las Islas Malvinas a fin de que los Kelpers hicieran uso de su libertad para decidir democráticamente si deseaban seguir perteneciendo al dominio inglés. Todo un acto de civismo.

En palabras de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, “El referéndum kelper fue una reunión de consorcio de okupas”.

Estos falsos demócratas apelan al voto popular en nombre de la democracia, claro está, sobre una población implantada que actualmente se beneficia de las migajas que le ofrecen las multinacionales interesadas en la exploración y consecuente explotación de los hidrocarburos de la plataforma continental de nuestras Islas. A la vez que, masacran iraquíes, libios, afganos, sirios, etc, en Oriente Medio.

Con el mismo carácter democrático, han sido capaces de sostener la esclavitud hasta 1939 (¡!) en Antigua y Barbuda. Quizás el mejor ejemplo que se nos pueda presentar del humanitarismo sajón.

“A los primeros colonos españoles y franceses sucedieron los ingleses, quienes formaron una colonia en 1667 al transportar católicos irlandeses a Antigua. La esclavitud, establecida para dirigir las plantaciones de azúcar en Antigua, fue abolida oficialmente en 1838 en todas las colonias británicas, pero en Antigua y Barbuda persistió hasta el advenimiento de los sindicatos en 1939. Vere Bird fue el fundador del Partido Laborista de Antigua (PLA), primer partido político creado en el país, y también el primer líder sindical de la naciente nación. Luego de décadas de lucha, consiguió ganar las elecciones de 1960 y convertirse en Primer Ministro” (3).

Para 1960 Antigua y Barbuda se daría su primera Constitución según la cual, teóricamente, comenzaba a autogobernarse a través de un Parlamento electo democráticamente, pero el poder oculto de Inglaterra quedaba evidenciado en el hecho de que Londres se reservaba para sí los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa antiguanos.

En 1967 se convertiría en un “Estado asociado” de la corona inglesa.

Vere Bird mantendría el control (siempre en sentido metafórico, ya que no era más que un empleado administrativo de su graciosa Majestad) del gobierno de Antigua y Barbuda hasta 1971. En ese año tendría lugar la primera derrota electoral de Vere ante George Walter, pero regresó al poder tras volver a ganar en 1976.

El país obtendría el estatus de miembro independiente de la Mancomunidad de Naciones Británicas el 1º de noviembre de 1981. Es decir, que alcanzaría su independencia 171 años después que las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Antigua y Barbuda, ahora país independiente fue admitido en el CARICOM y la ONU en aquel año.

Mientras tanto, el viejo Bird, acusado por episodios de corrupción consiguió mantenerse en el poder hasta 1994. En ese año será sustituido en la dirección del partido ALP por su hijo Lester Bird, asumiendo también la conducción del país.

Estados Unidos toma la posta

Un año antes, Antigua y Barbuda llevaría adelante un acuerdo con los Estados Unidos. La vieja colonia británica cambiaba de bozal.

“Antigua y Barbuda adoptó una alianza con Estados Unidos, mediante la cual le permite usar su territorio con fines militares a cambio del pago de un canon anual de arriendo. Durante la invasión a Granada de 1983, tropas antiguanas acompañaron a las estadounidenses” (4).

Desde el año 2000, esta semicolonia que apenas sobrevivía de ingresos turísticos y de su producción primaria (caña de azúcar), se convirtió en uno de los principales paraísos fiscales del continente.

“¿Por qué Stanford habrá escogido al paraíso fiscal de Antigua & Barbuda?” Se pregunta el periodista de Guía Venezuela, luego aclara: “Estas consideraciones vienen al caso por Stanford International Bank (…) Este grupo dice tener activos bajo gerencia por más de US$50 billones y oficinas en los Estados Unidos (Texas, Colorado, Arkansas, Tennesee, Missouri, Luisiana, Georgia, Carolina del Norte, Virginia y Florida), México, Ecuador, Perú, Venezuela, Colombia, Panamá, Suiza, las Islas Vírgenes Americanas (…) Una de las principales deficiencias encontradas por el reporte fue la falta de independencia de las autoridades bancarias del Poder Ejecutivo” (5).

Este ha sido el triste resultado obtenido luego de que el pillaje anglo-sajón se apoderara de un pedazo de territorio continental y, destinase ese pedazo de la Patria Grande a sus intereses ultra-marinos.

Notas:

(1) CASTRO, Fidel, Las ilusiones de Sthephen Harper, http://www.cubadebate.cu
(2) Las colonias del siglo XXI, http://www.herramienta.com.ar
(3) http://es.wikipedia.org
(4) Ibíd.
(5) http://www.guia.com.ve


(Nota publicada en http://rinacional.com.ar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario