lunes, 9 de diciembre de 2013

PARO DE UNIFORMADOS, RECLAMO SALARIAL Y DELINCUENCIA


Paro de uniformados, reclamo salarial y "saqueos"


Mientras se escriben estas líneas, al menos once provincias argentinas se encuentran en alerta debido a un mismo fenómeno de partida doble, paro policial y “saqueos”. El “efecto contagio”, cuyo epicentro fue Córdoba, tiene sus particularidades en cada provincia pero, no obstante, existe una razón de fondo en la cual se erradican varios de los males actuales. También merece un párrafo aparte el narcotráfico.

“Claramente es una cuestión salarial, potenciada por una negociación en Córdoba que produjo un efecto repetición en otras provincias”, sostuvo la nueva ministra de Seguridad María Cecilia Rodríguez en entrevista a Página/12 el día de ayer. Lo que comenzó como un reclamo salarial, poco tiempo después, derivó en un verdadero caos. Tras el paro de los uniformados, devinieron los saqueos en la ciudad de Córdoba.

“En Córdoba está claro que hubo una respuesta tardía de la gobernación y eso produjo el efecto repetición, sobre todo por una negociación hecha también en forma tardía” (1), sostuvo la ministra.

Claramente hubo un mal manejo político por parte del Delasotismo del asunto, el propio gobernador se encontraba fuera del país mientras fermentaba el conflicto y, poco hizo por solucionarlo. De hecho, su primera reacción fue achacarle los males al gobierno nacional. Este último, sin embargo brindó la asistencia necesaria para que el conflicto no pasara a mayores.

“El de Santa Fe detectó a tiempo la convocatoria a un acuartelamiento por parte del sindicato policial Apropol, denunció a sus jefes por instigación a cometer delitos y recurrió en forma discreta al gobierno nacional. Así, la movilización se produjo pero no hubo abandono del servicio como en Córdoba” (2).

El hecho que diferencia a estas provincias del resto donde también hubo incidentes y acuartelamientos (Catamarca, Entre Ríos, Neuquén, Rio Negro, La Rioja, Chaco, entre otras), es el vínculo que mantienen sectores de la policía con el narcotráfico. Recordemos que Córdoba y Santa Fe debieron dejar caer a sus cúpulas policiales, cuyos jefes están detenidos por complicidad.

Por otro lado, debemos decirlo, ciertos sectores buscaban con esto extorsionar a algunos mandatarios. “No es el método y la manera de plantear demandas salariales generando una extorsión a los gobiernos provinciales”, sostuvo Capitanich y agrego que; “Es un hecho que no se advertía en 30 años de democracia. 
No es casualidad que esta caricatura de efecto autoritario pretenda socavar las bases de legitimidad democrática, al cumplirse 30 años de democracia ininterrumpida” (3).

Otro hecho a resaltar, es que muchos de los mal llamados “saqueos” no han sido otra cosa que hechos delictivos organizados. En algunos casos por la misma policía a través de la manipulación de zonas liberadas y, en otros, por quienes buscan desestabilizar.

A este respecto, la oposición cuya reacción se hizo esperar, aportó lo siguiente:

El ex diputado bonaerense Leopoldo Moreau sostuvo que, “(las policías) tienen la responsabilidad primaria y absoluta de preservar la vida y los bienes de los ciudadanos. No hay ninguna razón que por encima de esa responsabilidad autorice a acciones que pueden poner en riesgo esos valores (…) Por supuesto que las demandas salariales tiene legitimidad, pero no deben ser utilizadas por algunos sectores para realizar procesos de desestabilización”(Télam).

Por su parte Margarita Stolbizer afirmo que, “Hay legitimidad de origen en el reclamo social y laboral de muchos policías, cuya integridad no ha sido considerada por muchos años por los sucesivos gobiernos (…) (pero) no puede amparar presiones ni convalidar complicidades con el delito” (Télam).

El diputado nacional por Mendoza, Julio Cobos, afirmo en un primer momento que “a la gente no le alcanza el dinero”. La declaración se da días después de que la ONU le reconociera a la Argentina haber logrado “hambre cero”.

En respuesta a estas disonantes palabras del mendocino, el ministro de Justicia Julio Alak sostuvo: “no se puede privar a la población de la seguridad pública" y sostuvo que "los saqueos no obedecen a necesidades alimentarias (…) son organizados, no espontáneos y se dan en forma simultánea con medidas de fuerza” (Télam).

Prueba de esto último ha sido la identificación de varios “saqueadores”, entre ellos el ex jefe policial y actual concejal massista por el Frente Renovador, Salvador Baratta. El cual, fue señalado este lunes por el secretario de Justicia, Julián Alvarez, quien lo acusó de extorsionar “a los gobiernos provinciales”, al plantear “que si no se le hace lugar a un reclamo pasa lo que pasó en Córdoba”.


No podemos perder de vista que estamos hablando de trabajadores más allá de su función específica como funcionario público. Yendo al meollo del asunto entonces, debemos centrarnos en una cuestión fundamental, el Estado.

Desde nuestro punto de vista todo reclamo, salarial o de otra índole, que venga por parte de los trabajadores nos parece legítimo. “Donde existe una necesidad nace un derecho” sostenía Evita. Debemos contar con fuerzas de seguridad tanto nacionales como provinciales, que cumplan con las funciones correspondientes a su naturaleza y en las mejores condiciones laborales posibles. Quizá a partir de allí comencemos por evitar algunos de los problemas planteados más arriba.

Los reclamos planteados recientemente por los uniformados, al igual que el resto de los trabajadores estatales, forma parte de una puja salarial. Agravada en este caso por el hecho de que los uniformados no poseen agremiación sindical, razón por la cual deciden este tipo de medidas de fuerza. Dichos agentes públicos se encuentran en una situación de inferioridad con los demás agentes de la administración.

La policía, como sabemos, dependen de las provincias. Estamos hablando de recursos y de la naturaleza de los mismos con los que a tientas las provincias cada año negocian en paritarias.
Mientras que la Argentina creció de manera exponencial en los últimos 10 años, los estados provinciales se encuentran endeudados.

La raíz de todo esto, debemos buscarla en la reforma de la CN de 1994 y la Ley de Reforma del Estado. Esto atentó contra el federalismo económico.

Las Provincias carecen prácticamente de recursos propios, salvo la facultad de gravar  algunos bienes imponibles. Pero el grueso de la recaudación impositiva se la lleva la  Nación (I.V.A., Ganancias, Impuesto al Cheque, etc.). Y con ello desaparece el federalismo.

Estas desigualdades subsisten y son una deuda pendiente. Es necesario, como venimos sosteniendo hace ya tiempo, terminar de desmantelar el andamiaje legal e institucional del menemismo y dellaruismo. Es fundamental revisar el sistema tributario argentino. Dicha demanda se la hacemos a quien posee la legitimidad de origen y de ejercicio para llevarlo adelante, Cristina Fernández. Habida cuenta también, de que es quien más ha transferido recursos a las provincias desde la sanción de la nefasta reforma constitucional a nuestros días.

“Nos parece absolutamente falto de nacionalismo, o sea falto de ser argentino bien nacido, no responder a los intereses y dolores de nuestro pueblo, que necesita que regeneremos los mecanismos de acumulación interna —léase federalismo— para entonces sí propender al desarrollo, a la seguridad social, a la seguridad en general, a la educación, a la salud (…) Pensamos que si en realidad necesitamos generar una sociedad autocentrada, o sea, una sociedad que centre una política económica, social y cultural teniendo en cuenta su propio interés, las provincias, estas unidades económicas, constituyen el mecanismo natural e histórico que ha tenido la Argentina para retener su propia capacidad de ahorro e inversión” (4).

La equidad bien entendida empieza por casa, o mejor, por el Estado. Las huellas históricas nos marcan el camino para encontrarla. Quizá, la hallemos en el federalismo argentino.

Notas:

(1) “Hay que ejercer el control político de las fuerzas de seguridad”, Página/12, 08/12.

(2) Conurbanos, Página/12, 08/12.

(3) Capitanich advirtió sobre acciones que buscan generar caos a 30 años de la democracia, Télam, 09/12.

(4) Convención Nacional Constituyente, 28ª Reunión - 3 ª Sesión Ordinaria (10/11 de agosto de 1994), intervención del Convencional por Mendoza Dr. Mauro Aguirre.




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